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50 días para Eurovisión 2019, 50 años desde Madrid 1969

Cuando la tercera edición de la ya consolidada PrePartyES  suba el telón en la sala La Riviera los próximos 17 y 18 de abril (si todavía no has comprado las entradas, hazlo aquí ), tendremos la fortuna de escuchar de primera mano al menos a la mitad de participantes en Tel Aviv 2019. Nuestros tops se moverán, algunos favoritos lo serán menos, aparecerán tapados con quien no contábamos y sobre todo será una gran ocasión para reencontrarnos con otros socios de AEV, con amigos y amigas eurofans con los que bailar nuestros eurotemazos favoritos  y conocer a nuevos seguidores del Festival que gracias a iniciativas como esta disfrutan de un espectáculo que planteado hace apenas unos años sonaría a ciencia ficción por hacerse en nuestro país.

 

La desidia de RTVE obviando clamorosamente en sus programaciones los 50 años de la victoria de Salomé y de la celebración del único Festival de Eurovisión en España – no pedimos un ejercicio de nostalgia, si no al menos un reconocimiento a los profesionales involucrados en uno de los festivales mejor organizados de la época -, deja el recuerdo de la efeméride en manos de iniciativas privadas como la esperada PrePartyEs o de entrevistas a Salomé como las realizadas estos días por El País  o el Grupo Zeta. Nada nuevo bajo el sol.

Quedan apenas 50 días para conocer quién se llevará el preciado micrófono de cristal de las manos de Netta. Entre medias  la temporada de conciertos en Moscú, Riga, Amsterdam y Madrid. Normalmente estos conciertos sirven para que los artistas más inexpertos se curtan ante los eurofans y la prensa eurovisiva y para que los favoritos consoliden su vitola triunfadora. Todavía con el shock de la autodescalificación ucraniana con una Maruv que prometía ser una de las sensaciones de Tel Aviv 2019, el camino a la victoria parece allanado para países algo insólitos en esto de ser prefavoritos como Países Bajos, Suiza o Islandia.

Los holandeses no estaban tan arriba en las apuestas desde que Linda Wagenmakers en 2000 llegaba a Estocolmo con su «No Goodbyes» dispuesto a llevárselo todo. Fuera por salir en el fatídico segundo puesto o por su desastrosa puesta en escena – algo que ha perseguido muchas veces a los neerlandeses – supuso un nuevo fracaso en Eurovisión para ellos. Son tras España el país que lleva más años sin ganar: 44. Este año, un cuasi debutante en la música como Duncan Laurence presenta «Arcade», una moderna balada dramática que se mantiene primera en las apuestas de pago desde que se hizo pública

Los suizos tuvieron en Paolo Meneguzzi con su eurovisivo «Era Stupendo» de 2008 al último favorito helvético en las  apuestas. No pasó la semifinal. De nuevo otro consolidado artista como Luca Hänni quiere buscar el tercer triunfo – tras el 56 y el 88 – otros 32 años después. Sería una buena efeméride para seguir los pasos de Lys Assia y Céline Dion. «She Got Me» quiere ser el «Fuego» que este año nos haga bailar a todos.

E Islandia, que conoció en Jerusalén 1999 el amargo sabor de quedarse a punto de ganar tras llegar como gran favorita en toda la pretemporada, aterrizará entre la polémica con sus originales «Hatari«. Si sus relaciones públicas hacen bien su trabajo, conseguirán el tan ansiado ‘momentum’ durante la semana que estén de ensayos por allí, con ello la atención de la prensa garantizada y finalmente la expectativa de la audiencia de toda Europa y Australia  de ver su controvertido «El odio prevalecerá»

Apuestas a 28 de marzo 

Por otra parte no podemos obviar apuestas eurovisivas seguras año tras año como Suecia y su carismático John Lundvik; Italia y la nueva estrella nacional Mahmood con quien nadie contaba en SanRemo y que no se apea del superventas transalpino; o por supuesto Rusia y el buen hacer de Sergey Lazarev con una balada clásica que potenciará su gran voz.

Un festival muy masculino y oscuro, donde las preselecciones y elecciones internas han seguido mayoritariamente el efecto César Sampson y no el previsible efecto Foureira. Pocas veces podremos bailar este año.

Quizás esa sea la gran baza de Miki Nuñez y su Venda: levantar a los asistentes de la Feria de Muestras de Tel Aviv, a los televotantes y convencer al jurado que no hace falta cantar y afinar bien para transmitir el optimismo, alegría y buen rollo de una fiesta española. Al menos ha demostrado su implicación en la carrera eurovisiva y sale reforzado de este desangelado OT2018.

50 años desde Salomé, 50 días para Miki. Suerte al de Tarrasa y a todos los eurofans, a disfrutar de la recta final.

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¡Nos vemos en la PrePArtyEs!