Entrevistamos a Dulce Pontes: «Me entristece que en Eurovisión sólo haya sitio para el pop»
La cantante portuguesa nos brinda una confesión sincera sobre su disco y sobre su idea de la música y de Eurovisión.
Dulce Pontes acaba de sacar su nuevo disco doble Peregrinação, y por ello su equipo nos invita a hablar con ella en persona para conocer un poco más sobre las experiencias que contiene este último trabajo. El álbum se compone de dos discos: Nudez (Desnudez) y Puertos de Abrigo. El primero consta de canciones en portugués y está trabajado desde la austeridad. Como comentamos en anteriores entradas, Dulce además de cantar toca el piano, los tambores, djembes, botellas y otras percusiones. Puertos de Abrigo, sin embargo, continúa con acento español (con un tema en galaico-portugués y otro en inglés) y nos lleva a lugares físicos y humanos donde encontramos refugio. Aparte de hablarnos de su nueva obra y de cómo serán los conciertos que dará el día 30 de marzo en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid y el día 31 de marzo en el Palau de la Música Catalana de Barcelona, como no podía ser de otra manera, también le hemos preguntado por su experiencia en Eurovisión y sobre cómo ve el Festival de este año, incluyendo la canción de Portugal.
AEV: Primeramente, quisiera que me contaras cómo surgió la idea del disco y si la idea partió de una “reivindicación ibérica”.
Dulce Pontes: Sí, esa es una frase de Maxi De La Peña. Bueno, no ha sido pensado. Yo no pensé “voy a hacer un disco que se va a llamar Peregrinação y que va a ser así, así y así”. No. Ha sucedido a lo largo de estos años mientras hacía las giras. Empecé tocando temas nuevos (porque no me gusta la repetición) y empecé construyéndolo poco a poco. Luego surgieron encuentros con mucha gente que admiro y que ha dado mucho a este disco, como es el caso de Jaime Torres y de León Gieco, que al final no están pero estarán pronto; Mariana Carrillo, Raúl Carnota, Horacio Ferrer, gente que ya partió también. Y luego, por otro lado, aparte de los viajes y los encuentros con personas de otras latitudes que considero familia y que me recibieron muy bien, también están en el disco mis propias composiciones, fruto de un tiempo de descubrimiento, de poder estar en casa con todo el tiempo del mundo, experimentando cositas y sola, con ese tiempo de introspección tan necesario.
AEV: O sea, que has trabajado tranquilamente, sin presión, con amigos…
DP: Eso es. Con amigos y sola, muchas veces sola. Hay muchos temas ahí que están grabados por mí sola, hasta el final, tocando todo yo: la percusión, el piano, acordes de piano, todo lo que puedas imaginar. [Risas]
AEV: Con muchos instrumentos. Siempre te ha gustado mucho la fusión de instrumentos, ¿no?
DP: Bueno, el disco Nudez (Desnudez), el álbum en portugués, está muy desnudo. Aparte del tema que empieza “Meu amor sem Aranjuez”, al cual añadí un poema mío y que está grabado con la Roma Sinfonietta, todo el disco está muy desnudo. El segundo también, pero Nudez es aún más desnudo, y más interior también. Es más, digamos, un peregrinaje interior. También tiene esos estados de mutación, de sublimación, de momentos en los que a uno le recorren esos sentimientos. Un camino con un propósito espiritual.
AEV: Quería saber también cómo has vivido las pérdidas de Raúl Carnota y de Kaat Tilley. ¿Servirá este disco como homenaje póstumo a ellos?
DP: Raúl Carnota, que no escuchó la versión de estudio. Sí, también, obviamente que sí.
AEV: Imagino que habrá sido muy difícil.
DP: Sí, y perdí a más gente. También partió mi profesora de danza… sí, mucha gente. Pero así es la vida. Cuando ya llegamos a ciertas edades (voy a hacer 48 años este año, el 8 de abril) se empiezan a perder personas. Y hay que cambiar la relación con la muerte, que es una cosa que estoy aprendiendo todavía.
AEV: Nadie sabe. Es muy difícil para todos.
DP: La verdad que sí. Pero hay que mirarla desde una perspectiva más. Estoy aprendiendo.
AEV: Bueno, la música siempre sirve de terapia ¿no?
DP: Sí, para sublimar, como forma de sublimación.
AEV: Por supuesto, tu música me sirve para todo: momentos tristes, momentos de alegría…
DP: ¡Qué bueno que no solo sirva para la tristeza! [Risas]
AEV: De hecho, en tus últimos conciertos has ido añadiendo canciones populares más alegres, otros registros… Cada concierto es muy diferente, aunque haya líneas comunes. ¿Cómo te planteas este concierto que vamos a ver el día 30 de marzo en Madrid y el 31 en Barcelona?
DP: Serán diferentes. [Risas]
AEV: ¿Totalmente?
DP: No totalmente, pero en gran parte sí serán diferentes, incluso de un día para otro también lo serán, ya que siempre quiero respetar la manera en que me siento en cada momento. Siempre compruebo las listas quince minutos antes de subir al escenario y puedo elegir muchos temas de ahí, entonces eso me da mucha libertad. Me encanta hacerlo así, también a los músicos, a los técnicos… Para nosotros representa un factor terrorífico el no saber exactamente lo que vas a hacer, pero espero poder proporcionar de la misma manera [al público] esos estados de alma. En verdad, ya experimenté muchos de esos estados de alma en ese viaje.
AEV: O sea que, realmente queda plasmado tu viaje interior.
DP: Sí, y exterior también. También es exterior, también existen vivencias de otras personas ahí. Existe una forma de verlas desde la perspectiva de un prisma personal interpretativo, pero luego, este disco ya ha vivido mucho en los escenarios.
AEV: Sí, de hecho La Bohemia y otras canciones ya se han escuchado en directo.
DP: Bastantes. Otras no, pues entraron recientemente en Lisboa, y bueno… A ver si el próximo disco no es doble. ¡Los últimos tres discos que hice son todos dobles! [Risas] Sí, ya sé que tardan tiempo en salir, pero luego… quedaron muchos temas fuera, ¿sabes?
AEV: Bueno, pero así nos aseguras que tenemos repertorio para rato.
DP: Tuve que elegirlos de manera que tuvieran sentido, para que el que se sentara a escucharlos recorriera un camino.
AEV: Eso quería preguntarte: ¿Tiene este disco alguna relación con Caminhos?
DP: Claro, este disco es un caminho espiritual. La música para mí es un ejercicio espiritual, y tiene que ver con todo: con la vida, con la propia vivencia personal… La música que está dentro no se aparta nunca y refleja diferentes estados de ánimo. Así como he vivido la pérdida de personas, he encontrado nuevas familias también, como ocurrió en Argentina con Jaime Torres, con Davide Zaccaria, con León Gieco, con Jairo, con Juan Carlos Cambas, con Daniel Casares, al que conocí también ahí… Un montón de gente, con Amadeu Magalhães, al que conozco de toda la vida, y con Antonio Pinheiro Da Silva, que ha hecho la coproducción conmigo y el sonido que hemos hecho sonar mucho juntos.
AEV: O sea que hay mucha mezcla.
DP: Sí, pero más que mezcla, hay mucha alma, muchas almas en esta peregrinación.
AEV: El mundo está viviendo momentos de separación, de individualismo. Sin embargo tu música es colaboración de diferentes países, entendimiento entre culturas… ¿Crees que la música puede hacer algo al respecto?
DP: Está raro el mundo, sí. La música siempre lo ha hecho. Eso está plasmado en la historia de muchos países. Creo que la música tiene esa responsabilidad. No es sólo entretenimiento –que también– pero tiene cada vez más esa responsabilidad. La música traspasa el aire. La música entra directamente en el alma y, no es que pueda, sino que ciertamente funciona de esa manera. Puede influenciar, puede unir, así como hay música que influye de forma negativa.
AEV: Claro, puede ir hacia el bien o hacia el mal.
DP: Y hacia lo mediano, lo neutro. Eso no se sabe. [Risas]
AEV: Has mencionado muchos nombres. Además, recuerdo con mucho cariño colaboraciones con Cesária Évora, Eleftheria Arvanitaki, Estrella Morente, Carlos Núñez, Kepa Junkera, un disco con Enio Morricone… pero ¿tienes alguna persona con la que aún no hayas colaborado y con quien te gustaría cantar?
DP: Sí, Montserrat [Caballé].
AEV: ¿Tienes ahí una espinita entonces?
DP: Sí, me encanta, mucho. Me gusta mucho como persona y, claro, como cantante también. Ya estuvimos juntas algunas veces y lo hemos estudiado.
AEV: Esperemos veros juntas pronto.
DP: ¡Esperemos que sí! Me encantaría.
AEV: Bueno, yo pertenezco a la Asociación Cultural de Eurovisivos de España (AEV), entonces te tengo que preguntar por Eurovisión. Has cambiado mucho desde entonces, también tu música… ¿Lo guardas como una bonita experiencia?
DP: ¡Claro! Fue la primera vez que canté con orquesta. Me encantó escuchar la cuerda tan cerca. Yo era una niña, ¿me viste? Además, el lugar (los estudios Cinecittà) era maravilloso y luego toda la convivencia con personas de otros países… fue todo un comienzo para mí.
AEV: Un comienzo muy positivo entonces.
DP: Yo empecé en el teatro en el año 88, pero así, salir de Portugal por primera vez… no lo había hecho antes. ¡Fue incluso mi primera vez en un avión! Fue mi primera vez en muchas cosas. [Risas] Y me gustó mucho. Guardo muy buenos recuerdos que me quedarán para siempre. Pero no me gusta la competición.
AEV: Bueno, el Festival ha cambiado mucho desde el 91 hasta ahora, pero a pesar de la competición ¿lo consideras un buen trampolín de artistas, un buen espectáculo?
DP: Un festival tiene que ser competitivo; si no, no sería un festival. Bueno, yo creo que no tiene que ser un festival de pop-rock. Ni pensarlo. Sobre todo pop. Tiene que ser un festival de la Canção, y esto lo dice todo. O Festival da Canção. Por eso tiene que haber canciones con buenas letras, buena melodía, buenos arreglos… No puede ser sólo una plataforma de lanzamiento pop “limón”, todo igual, de lo que se escucha cada vez más en las radios generalistas. Eso a mí no me parece bien. Y espero que por parte del público y de los jurados, exista esa conciencia de que puede ser una fiesta muy linda y de apertura para mucha gente que está empezando, pero no para hacer sólo lo fácil para una discográfica y para un artista al que quieren utilizar para vender un tema pop más, igual que otros 400.000, y que no va a aportar nada a la música.
AEV: Este año Portugal lleva algo totalmente alejado del pop. ¿La has escuchado?
DP: La he escuchado y me gusta mucho. Pero no he escuchado todas las canciones, así que no puedo opinar de forma objetiva. Claro, sería tendenciosa si dijera “¡qué bueno sería que Portugal ganara!”. A ver, la canción es muy bonita, tiene una buena letra…
AEV: ¿Conoces a Salvador Sobral?
DP: No lo conozco, pero me quedé sorprendida cuando lo escuché. Pensé “mira, voy a escuchar la canción portuguesa que va a ir a Eurovisión” y dije “¡oh, qué linda!”, me encanta. Tiene una letra preciosa. A ver cómo queda. Y él tiene una personalidad muy propia, ¿no? Me parece que interpreta de una manera muy auténtica. No lo conozco personalmente pero me parece muy auténtico como persona. Por lo menos, eso es lo que transmite.
AEV: Portugal está muy alta en las apuestas.
DP: ¿Sí? ¡Olé! ¿Ya está elegida la de España también?
AEV: Sí, también.
DP: Aún no la he escuchado pero la escucharé.
AEV: Es una canción pop pegadiza, con estribillo en inglés…
DP: Cada vez están poniendo más el inglés, están cambiando todo así hacia una “cosa pop”, ¿no te parece? Eso me entristece porque la música es música. La canción no tiene por qué ser siempre pop-pop-pop… Si es pop, que llegue. ¡Pop que llegue, por favor!
AEV: Se pueden explorar muchos campos de la música, como haces tú.
DP: Sería bueno. Pero ¿son todas así?
AEV: Bueno, hay muchas baladas este año; hay algunos grupos de rock; solistas masculinos…
DP: Sí, no dudo que haya algunas derivaciones. Está bien la variedad, pero me parece que la mayor parte serán pop-pop-pop.
AEV: Dentro de esa variedad está Portugal ¿no?
DP: Sí, y estaría bien que Portugal ganara. ¡Después de 48 años! [Risas] [Imaginamos que se refiere a su edad porque Portugal no ha ganado nunca]
AEV: Bueno, yo este año apoyo a Portugal totalmente.
DP: ¡Olé, gracias!
Desde AEV, deseamos que Dulce Pontes siga experimentando en su carrera y que nos siga regalando su voz, su música y sus estados de alma sobre el escenario.