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Esperpentos varios

Reyes_VintageReyes del Amor / La historia de Eurovisión, así como las historias de los distintos programas musicales, está plagada también de esperpentos varios. Quiero empezar el año 2014 analizando algunos de ellos, esos números eurovisivos que por su estilo tan especial le han dado la vuelta al calcetín y de ser algo original ha llegado al esperpento. ¿Dónde quedan las exquisiteces, las baladas, los temas buenos o los rítmicos y frenéticos lleno de calidad? En estos casos que tratamos rizamos el rizo de lo frenéticamente loco para llegar a casi un revulsivo al arte y al buen gusto. Claro está que muchos dirán, esta es tan solo su opinión, tan subjetiva como la de Zotanita Jiménez. Pero es así, es tan sólo un opinión, para también sacar esa bis cómica que nuestro querido Festival ha ido ofreciendo en algunas ocasiones. Y como viene siendo habitual tocaré diez temas, diez grandes espantajos, diez memeces de canciones, de interpretaciones y números muy, pero que muy chirriantes. Espero que nadie se enfade por ser fan de alguno de estos, pero asumiré las consecuencias y me lanzaré al tablao cual Fornarina enloquecida.

bob martinMe hago cruces y me las sigo haciendo cuando en la década de los cincuenta entre pompa y glamour salían números como el del debut de Austria en 1957. Realmente aquel señor llamado Bob Martin, de nombre real Leo Heppe (1922- 1998) estaba más estirado que un bacalao. Quizá los nervios del momento, quizás el empaque de su tema Wohin, kleines pony (¿Hacía dónde pequeño pony?) quizá por su origen siberiano que le daba ese aspecto tan impenetrable y hierático, hacía que la canción pareciese sacada más de los primeros años de siglo que de la segunda mitad del mismo. El pobre sólo consiguió quedar último. Terrorífico debut de Austria que no ganará hasta nueve años después, y que tras 1966 nunca más lo ha conseguido. Es uno de los países que más esperpentos variados y “carismáticos” ha sacado. Y qué decir del pobre Bob, de nada le sirvió toda su formación como bajo clásico alternando con el pop y el jazz desde su inicios allá por los años cincuenta. Su carrera perduró hasta los años ochenta pero ya en el mundo del bel canto, mira por dónde. Y es que él era mucho pollo para poco arroz en el mundo eurovisivo.

milly scottCambiamos de década y nos vamos a la más rara de la década, a la pizpireta y tremenda Milly Scott (Marion Henriette Louise Molly, nacida en 1933) en representación de los Países Bajos en 1966, que aunque fuese una reputada cantante de jazz y musicales de altos vuelos, nos masacró el oído y la vista con su esperpéntica Fernando en Philippo que querían ser algo así como unos mexicanitos muy centroeuropeos que tenían la gracia allá vaya a saber usted dónde. La entrada de Milly fue correcta, pero la salida fue más que sorprendente, y cual poseída por un vendaval en forma de embudo subió las escalera de la Ville Louvigny en sentido inverso y canturreando al mismo son de las notas de la canción. Está, parafraseando al añorado Ullán en 1984, bajó la escalera para luego subirla, pero no como a lo Lilian de Celis como dijo de Mary Roos en 1984 también en Luxemburgo, sino al revés. Ella inventó el sonido pop mejunje con la extravagancia rimbombante de aquí estoy yo porque he venido y aquí dejo esto, ahora valorarlo como os venga en gana. La verdad es que es uno de los números más recordados de Eurovisión, no por la valía del tema, sino por su puesta en escena. Fue también la primera intérprete de raza negra en Eurovisión. El fracaso de quedar en el puesto 15 de 18 no mermó para nada su carrera ya que siguió triunfando en muchos países de Europa como Reino Unido, Alemania o Suecia. Ahora está imbuida totalmente en el mundo de la hipnoterapia ya que se retiró de la canción en los ochenta para hacerse diplomada en hipnosis, trabajo que alterna con su galitas como cantante. Y yo me digo, ¿esa faceta hipnótica no la mostró ya en 1966?… porque dejó a la peña de entrada algo flipada.

Kirsti SparboeOtra “diva” de lo más circo de Eurovisión fue la adorada por muchos Kristie Sparboe. Representó tres veces a Noruega (en 1965, 1967 y 1969) batiendo récords, sumó en los tres años cuatro míseros punticos. Ya, ya sé que antes se daba menos puntos, pero es que la pobre fue bottom las tres ocasiones y además quiso volver por Alemania en 1970 y casi lo consigue ya que quedó segunda en la preselección alemana de ese año detrás de la magnífica Katja Ebstein. Desde luego menos mal que los teutones vieron la luz con Katja, sino, tremendo batacazennn de nuevo para los alemanes gracias a esta mujer, veneno para los votos en los marcadores eurovisivos como pocas. Además se presentó por Noruega en tres ocasiones más (1972, 1974 y 1977) en sendas preselecciones, pero nunca más la escogieron tras el desastre madrileño. Ella en sí no canta mal, es buena, tiene cara como de muñequita nórdica, muy dulce y gesto incluso infantil, pero con unas cejas que delatan cierta bisoñez. Tela con la señora Kristie en Madrid 1969 donde rizó el rizo con su Oj, oj, oj, så glad jeg skal bli (Uy, Uy, Uy, qué feliz voy a ser). La verdad que el título no nos puede llevar a engaños ya que tras quedar última en la tabla no sé que pintaba predecir qué feliz voy a ser. Esta de pitonisa tenía poco, parecía más esos muñequitos que cuelgan de coches de los canis y van moviéndose al ritmo de los frenazos y el motor. Es como si le hubiesen dado cuerda a la noruega añadiendo unos gritos finales que casi acoplan los micros del Teatro Real de Madrid. Menuda cara debieron poner los gerifaltes del régimen. Llevó como coro al Trío La, la, la que debieron flipar un rato también. Pero lo bueno de la señora Sparboe es que no perdía su sonrisa de niña mala y estoy segura se lo tomó con deportividad como vienen haciendo casi siempre los nórdicos. Y es que ahora Noruega puede ser una potencia en Eurovisión, pero tela y agüita con la Noruega de los inicios, eran los pobres el patito feo y es que también han batido el récord de ceros, cuatro en total. Kristie por lo menos nunca dio un cero a su país, eso limpia un poco su tremendo currículum vítae.

helen josephMalta se estrenó en 1971 en Eurovisión con algo muy antiguo y pasado, pero es que en 1972 llevaron algo no antiguo, sino más bien rancio y chirriante. Hablo del dúo compuesto por Helen y Joseph (Joe Cutajar y Helen Micallef) como su L’imhabba, -Lambada no, L’imhabba, que no nos lleve a errores el título-. En español se traduce por Amor, eso, simplemente El Amor. Y sí, mucho amor en escena se profesaba el dúo, el año que más dúos mixtos del tipo “ella quiere a él” salieron en Eurovisión, un total de seis de dieciocho participantes. Los malteses fueron los peor clasificados quedando últimos. Era el segundo año que Malta quedaba última, menudos inicios para un país que actualmente destaca. Y es lo que decimos, todos tienen su etapa negra, Malta la tuvo en sus primeras participaciones. Lo peor fueron los trajes de pseudo españoles que lucieron en Edimburgo. ¡Y esos peinados! acabaron con las lacas de la Princess Street. No cabe duda que a modelo cartón y almidón no les ganaba nadie. De hecho la preselección la ganó solo Joseph, pero quiso acompañarse de Helen, para que el previsible desastre, pobrecicos, por lo menos fuese compartido. Tal debacle hizo declinar participar en Eurovisión a esta delegación hasta 1975, ya en inglés y no en maltés. Al volverse a dar un batacazo, no tan grande, pero batacazo a fin de cuentas con Renato, no saldrán de nuevo hasta 1991 y de ahí en adelante su paso por Eurovisión ya dejó de ser tan malo para pasar a ser medio alto, con grandes puestos hasta la actualidad, rozando la victoria en varias ocasiones ocupando el famoso y deseado top three, en 1992 y 1998, segundos en 2002 y 2005, pero también con patinazos sonados desde 2006 a 2012. En 2013 recobran los colores quedando octavos con Gianluca. Los volantes del vestido de Helen y la laca de Joseph tomaron revancha como vemos dos décadas después.

mata hariComo dije en su día, esta mujer era como una enorme sardina de grandes y destacados brillos. Así lo decía su traje y sus gafas, megatómicas del todo bañaditas en purpurina dorada. La señora Anne Karine Strøm (nacida en Oslo en 1951) representaba a Noruega en Eurovisión por tercera vez. En 1973 estuvo con los Bendik Singers y quedaron séptimos, en 1974 en solitario pero como coro de nuevo sus Bendik Singers y patinazo sonado en Brighton, última plaza compartida con otros tres países y en 1976, de nuevo tiene el “honor” de ser última gracias a la tonta y esperpéntica canción que unido al festival de disfraces que suponía su indumentaria, se convirtió en uno de los números más chirriantes de la década. Noruega seguía haciendo historia, pero una historia para no dormir. Su canción Mata Hari no estaba entre lo discreto, nada que ver con el personaje real, espía de altos vuelos que tanta inspiración ha dado a los escritores del misterio. Esta Mata Hari era como una drag-queen adelantada a su tiempo. No se podían sacar más abalorios, era como un árbol de Navidad y es que los nórdicos cuando sacan a pasear su gusto kistch lo hacen a todo trapo sin complejos. Era una de las cantantes más famosas de Escandinavia, pero para nada le sirvió ya que sólo obtuvo 7 votos llegados de Portugal y Países Bajos, esta vez ni sus vecinos nórdicos, Finlandia y Suecia le dieron ni un mísero voto. En la actualidad se dedica a dar clase de filología, para que veamos por donde van los tiros. Lo cierto es que estuvo activa hasta los años noventa en el mundo artístico al que le sigue el testigo su hijo Marcus Paus afamado compositor y guitarrista.

cetin alpEn 1983 España obtuvo un tremendo cero con nuestra sevillana Remedios Amaya, pero de ella no voy a hablar sino de la canción que empató con la nuestra en Munich, Turquía y el ya fallecido Cetin Alp (1947-2004) que se acompañó del grupo al más puro estilo compañía La Cubana en Cómeme el Coco Negro, the Short Waves o Vokal Grubu en turco. El tema Opera estaba dedicado al género que lleva su nombre y se quiso hacer una clara parodia u homenaje, como se quiera ver, de las grandes óperas de Puccini, Mozart, Rossini o Verdi y los grandes títulos de la lírica de estos magníficos autores. No había duda que era una comedia y en realidad eran como actores en una ópera bufa. No se supo entender el circo por parte de los jurados que pasaron de votarles. Cetin, con su estilo al cantante valenciano Michel y su voz de barítono se quedó en nada al llegar la parte del estribillo hilarante y pegadizo a más no poder. También está entre los hitos de circo estridente eurovisivo en su historia de cerca de sesenta años, todavía recordada, tanto como nuestro cero. Destacar que la Turquía de los primeros años, debutaron con un bottom en 1975, era el patito feo eurovisivo de cada año no superando el puesto quince hasta 1984. Pero el cero de 1983 junto con el que consiguen en 1987 son históricos y memorables del todo. Ganas le pusieron al asunto, pero nadie les supo entender en ambas ocasiones, y es que no era para menos. Pensado que la Turquía de los últimos años casi siempre está en el top ten, nos hacemos cruces con su fantástica evolución sobre todo desde 2003.

Lasse Holm Monica TrnellPero para disfraces y comedia bufa esta vez nos vamos a una delegación del norte, los suecos de 1986 en Bergen. Lo que no se entiende es que quedasen quintos con la payasada number one de esa edición. El dúo formado por el prestigioso Lasse Holm –autor de los brillantes temas suecos de 1982, 1983 y 1985- y una estática Monica Törnell y su banda de saltimbanquis fue una desmedida permitida porque casi jugaban en casa, Noruega. Allí eran tan populares como en su país de origen y los vecinos se hincharon de votarles positivamente, 12 votos de Islandia, 7 de Noruega, 5 de Finlandia, 6 de Dinamarca y 7 de Noruega, pero es que hasta le España le clavó un 7, pa’qué las prisas y el 12 que le soplaron los suizos, que alguien me lo explique. Con semejante estupidez ellos nos hubiesen clavado un cero como la catedral de Burgos. Pero da igual, aquí somos así de generosos. A lo tonto, tontainas se colocaron con 78 puntazos y quintos por delante de temas mucho mejores como Reino Unido, Yugoslavia o Alemania. Asombrada me quedo. Eso sí, cual Soraya por Moscú, estos se recorrieron el iceberg, motivo del escenario en Bergen, de punta a punta. Pero claro, hablamos de un escenario bastante más pequeñín que el ruso de 2009, gastaron menos tapas. Bajaban por la escalinata, el roquero guitarrista perdió la peluca, según nuestro comentarista en las zarzas del camino, la camarera parecía haberse tomado un tripi y todos los demás estaban como enloquecidos por el ritmo del tema E’ de’ det här du kallar kärlek – ¿Esto es a lo que llamas amor?- que cantando en sueco era como una especie de trabalenguas intragable y estridente que te daban ganas de meterte en un cubo de Espidifén para salir del colocón rítmico.

Bebi Dol baby dollY hablando de colocones rítmicos, el aroma de Brazil pasado por el tamiz balcánico llegó a Roma 1991. Una especie de mami pitufa con enormes tacones, postizo rubio que parecía tener vida propia y mucha jeta, pero que mucha jeta en la composición fue la propuesta de Yugoslavia para esa edición. No partía como favorita, pero sí por lo menos su vídeo de presentación dio ya mucho que hablar porque era muy interesante. Pero cuando llegó al escenario romano, vamos a la pista romana pero con leones de cartón piedra, Baby Doll o Bebi Dol (Dragana Šarić, nacida en 1962 en Belgrado) se merendó una canción que para abrir el show dejó boquiabiertos al público por ser un esperpento vivo del más absoluto gusto sui generis. Ella iba por libre, el bailarín era como un saltimbanqui y el coro, bueno, hicieron lo que pudieron. Dentro de la gran calidad de esta edición donde fuimos cuartos con Sergio Dalma, quien ha visto y quien vio a una Yugoslavia en su penúltimo año de competición como unidad política. Esta mujer, que en su país era y es una cantante muy reputada, hija del gran músico de jazz serbio Milenko Šarić, tiene una magnífica voz e imagen, pero quiso pasar de todo y llevar lo peor posible y así quedó penúltima con un solo puntito que le dio el jurado de Malta que la libró del cero que sí se tuvo que comer otro esperpento memorable, Austria con Thomas Forstner y su Venecia bajo la lluvia. Dragana se había presentado a la final yugoslava de 1983 donde fue sexta, en 1987 quedando cuarta y en 1988, tercera. A la cuarta fue la vencida y para qué me digo yo, pues para hacer la draganada que rima con astracanada.

guildo hornConsidero que es el tío más feo que jamás ha llevado Alemania a Eurovisión. No sólo era difícil de ver el hombre, sino que parecía sacado de una tinaja que se había caído de un carro y había dado mil volteretas para llegar a Birmingham en 1998, un auténtico espantajo. La delegación alemana se nos desayunó ese año con una canción complicada, Guildo hat euch lieb –Guildo os ama- y con un tío muy sobre actuado que inició la apertura de la veda para el frikismo eurovisivo más exacerbado. Guildo Horn (Horst Köhler, nacido en Tréveris en 1963), a pesar de todo, partía como uno de los favoritos por llevar una canción de un polifacético compositor, actor, presentador y cantante en su país, Stefan Raab que compuso la canción bajo seudónimo (Alf Igel), tan sobre actuado y exagerado como el intérprete. Ambos son figuras de los talk shows alemanes, hiper polifacéticos, y con esta canción broma quisieron hacer un guiño extramusical al Festival en tono satírico humorístico. Peor no se puede cantar, peor no se puede salir y peor no se puede hacer, pero la fórmula gustó y quedó séptimo. Curiosamente al jurado español le encantó la canción ya que le dieron un 12, lo máximo. No sabíamos que diez años después nosotros también llevaríamos a un cómico esperpéntico incitado por una especie de broma de la que voy a hablar seguidamente.

ChikilicuatreLo que parecía una broma de una cadena de cuyo nombre no quiero acordarme, se hizo una realidad que superó al insigne actor David Fernández, sí ese que ahora vemos haciendo la obra teatral La cena de los idiotas. Nunca mejor dicho, David Fernández, alias Rodolfo Chikilicuatre nos representó en Eurovisión en 2008 gracias a la “simpatía y empatía” hacía el Festival que procesa su pygmalión e impulsor el señor Andreu Buenafuente. Se acompañó en el absurdo baile por las también actrices, Silvia Abril y Alejandra Jiménez-Gascón, una hacía de tonta, que le viene al pego y la otra de lista. Pero no nos podemos negar a la evidencia, esa edición se convirtió en la de más audiencia detrás de Rosa de España desde que se miden las audiencias, o sea desde 1992. La canción se hizo tan popular que sobrepasó al propio memo que la perpetró en Belgrado. Baila el chiki chiki se hizo uno de los temas más populares del año en nuestro país y cosechó un decimosexto puesto poniéndose por delante de canciones que ese año eran sumamente mejores. Es el único representante que hemos llevado en nuestra historia eurovisiva que no es cantante profesional y ahí la UER dio un pequeño tirón de orejas a nuestra delegación. No había para menos, se quedaron profesionales en la previa española como Coral Segovia o La Casa Azul que sí podían haber hecho un papel digno en Serbia. No fue así, y tras dejarnos sin habla a los seguidores del Festival, enloqueció a las masas, pero sobre todo a los niños que cantaban el tema en el colegio como en nuestra época cantábamos Susanita tiene un ratón. Salvando las distancias entre nuestro magistrales Payasos de la Tele, este tío, que se vistió de payaso no cabía duda que lo era en todo el sentido de la palabra, lo malo es que nuestra cadena pública tragó con la broma y los ínclitos Fernández y Buenafuente y la caterva de idiotas que les rodeaban nos ofrecieron el peor número de la historia eurovisiva de nuestro país y de la historia del certamen.

Y hasta aquí este repaso por esperpentos varios, que me dejo en el tintero otros por los menos cincuenta, pero claro no era plan… Entre las más de mil canciones que llevamos, hay de todo y para todos y en la próxima columna cambiaremos de tercio como los buenos toreros.

Reyes del Amor, enero de 2014