LA TERCERA GALA DESDE DENTRO: NO OS VOY A FALLAR

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Tal y como hiciera con la primera semifinal, me dispongo a compartir con vosotros lo sucedido desde el plató del Teatro-Casino L’Aliança del Poble Nou en la maratoniana jornada del sábado 28 de febrero, donde se sucedieron la tercera semifinal y la final de esta atípica preselección española.

Como siempre, la cita era a las 20.00 en la puerta del Hotel Confortel, donde todos los grupos, tanto de eurofans como los seguidores de los propios participantes, esperábamos impacientes. Al final, nos llevaron, como la otra vez, a una puerta trasera del hotel para entrar a uno de los salones. Ya ahí me volví a temer lo peor… no nos encontraban en los listados que mandamos el día anterior ¡¡a cinco responsables distintos!!, pero una de las azafatas me reconoció de la primera gala y dijo que ella sí sabía que nuestra asociación tenía invitaciones para asistir, así que pudimos entrar sin ningún problema. Allí nos dieron una pulserita verde, a diferencia de la transparente y con números que recibían otros. Más tarde nos explicaron que la diferencia de colores se debía a que los «verdes» teníamos entrada para la semifinal y la final, mientras que los «blancos» sólo estarían en la semifinal. Claro, como os preguntaréis también vosotros, ¿cómo iban a controlar el aforo sólo con una simple pulsera? Pues fácil, como diríamos los informáticos ante cualquier problema de Windows, ¡¡había que salir y volver a entrar!!
Después del bocata de rigor, nos llamaron por grupos para acudir al plató. Y otra vez la misma historia, no sabían dónde meternos, así que acabamos en el mismo lugar que la primera semifinal, al lado del corazón.

Eso sí, solventados estos problemas, nos dispusimos a disfrutar (en serio lo digo) de una tercera semifinal más que decente y una soberbia final española que ni en los mejores sueños podríamos pensar.

Mejoró todo: una gala ágil, el sonido infinitamente mejor que en la primera gala, los artistas mucho más entregados, mucho más espectáculo por parte de una eficaz Mirela, una excelente Julia Bermejo y una sorprendente Isi, desconocida antes de la gala pero que incluso se coló en la parte alta de la clasificación de su semifinal. Lo de Santa Fe, no tiene nombre. Allí pasaron completamente desapercibidos (es más, aburrieron) y cuando el jurado les dio la máxima puntuación empezaron a oirse los primeros «TONGO, TONGO». Lástima que El Secreto de Alex no se clasificara para la final. Si se hubieran encuadrado en la primera, otro gallo hubiera cantado. Del resto, sólo cabe destacar a Remembrances, dignos semifinalistas. Los otros cinco, bastante bastante flojos. Como curiosidad os puedo decir que sobre las cinco de la mañana nos encontramos con la solista de Biquini, que nos confesó que ésta era su segunda actuación y que nos juraba y perjuraba que sabía cantar y que afinaba… lo cierto es que la chica se lo tomó con mucho sentido del humor.

A todo esto… ¿no creéis que la gala fue muy pro-israelí? Las tres canciones versionadas por Carlos Baute, Chipper y Nancys Rubias fueron las tres ganadoras de Israel: Abanibi, Hallelujah y Diva. De las tres, me quedaría con la de las Nancys, mucho más divertida que las otras dos.

Después del paripé de salir y volver a entrar, vimos en el pasillo a los La La Love You y a Noelia Cano, con la que me hice una foto, deseándole suerte (la necesitaba) y preguntándole si la vería al día siguiente en la mascletà. Ella, como buena fallera, me dijo: no lo dudes, mañana estaré allí. No sé si fue. Yo, desde luego, no pude ir.

Así pues, sobre las 00:20 del domingo 1 de marzo comenzó la finalísima española. Como ya habían actuado todos en sus galas previas, Alaska (maravillosa anfitriona del evento que se autoproclamó al final de la gala como presentadora en perpetuidad de todas las galas futuras) abrió las líneas telefónicas para votar.
Empezó con gran fuerza La La Love You. Y de tanto ímpetu que le pusieron, tiraron la tarta de fresa que llevaban preparada. Problemón: el suelo resbalaba que no veáis, y más saliendo luego Noelia con su cuerpo de baile, así que la organización y las limpiadoras se tiraron más de 25 minutos intentando adecentar el suelo. (Atención: si veis que el suelo de casa resbala, intentadlo con Coca-Cola, con laca y con papel higiénico; parece ser que así funciona). En ese intervalo de tiempo entre las dos primeras clasificadas, Alaska improvisó un debate con el jurado, que no estuvo mal, pero dado las horas que eran, invitaba a cambiar de canal (así fue la audiencia final).

Otra vez puestas las pilas, salio Noelia Cano, mucho mejor que en la primera semi, aunque vocalmente no lo hiciera tan bien. Rafa Artesero me comentó después de la gala que, además de estar muy contento por tener dos canciones en la final, Noelia llevaba un «trancazo de cuidado». Aún así, la actuación gustó, y el final mucho mejor que el de la primera semi. Artesero y Noelia tomaron nota de las palabras del gurú Uribarri. Así, una tras otra desfilaron Jorge González, Virginia (excelente, como en su semifinal), Gran Baobab (que más que cantar, susurró), Sarbel Ortega, uy, Salva Ortega y Santa Fe, hasta que le llegó la hora a Melody (sin los Vivancos). Melody salió al escenario «cabreada». Puso mohínes y sólo hacía que mover la cabeza y el dedo índice como diciendo «Esto no puede ser, así las cosas no se hacen». No era para menos, el suelo todavía resbalaba y la coreografía que llevaba era arriesgada. Micrófono en mano (esta vez, lo habría ensayado así), Melody sacó sus garras y se llevó una gran ovación del público allí presente. A continuación, Isi, con sus dos bailarines andróginos, derrochando voz. Todo un descubrimiento esta Isi. Personalmente no me gustó la puesta en escena, pero he de reconocer que hizo un buen espectáculo, aunque si os soy sincero, soy incapaz de tararear la canción.

Y llegaba el excelente tramo final: Soraya estuvo INMENSA. Se comió el escenario. El público estaba entregado por completo. Mirela lo hizo mucho mejor en la final que horas antes en la tercera semi. Sin embargo, iba mucho más guapa en la semifinal. Aún así, estuvo fantástica, como sólo ella lo sabe hacer. Y es que ya le pueden dar cualquier canción a esta chica, que siempre la hará grande. Y para acabar una gran noche, Julia Bermejo, que estuvo a punto de suceder a Gema Castañazo. Con Julia también hablé después de la gala y me comentó que el suelo todavía resbalaba un poco y que todavía no sabía cómo había sido capaz de mantenerse en pie.

En fin, una gala de ensueño, con grandísimas canciones. Y enseguida, se cerraron las líneas y a esperar los veredictos. El resultado, ya lo sabéis. Melody ganó en el jurado, y Soraya en el televoto, y gracias al público (qué sabio ha sido esta vez), la ex-triunfita nos representará en Moscú.

Soraya estaba E-MO-CIO-NA-DÍ-SI-MA. Le saltaban las lágrimas. En verdad os tengo que decir que está muy ilusionada con el proyecto. No hacía más que decirnos: no os defraudaré, no os voy a fallar.

La noche continuó para algunos eurofans en un pub que está justo enfrente del Teatro. Cuando salió Soraya nos fuimos todos corriendo a hacernos fotos, a hablar con ella, y estaba encantada de la vida. Mirad lo que nos dijo allí mismo.

Continuamos la noche hasta que nos cerraron el pub, y al salir… ¡¡sorpresa!! Otra vez Soraya cuando ya se retiraba al hotel. Se volvió a hacer fotos con nosotros, e incluso nos cantó a capela, a las cinco de la mañana, el estribillo de La noche es para mi. Y es que la noche fue realmente para ella.

En fin, puedo decir que estoy muy contento del resultado final. Sé que Soraya lo dará absolutamente todo en el escenario moscovita y que este año podremos escuchar muy orgullosos en el Euroclub la canción española. ¡Ya era hora!

Gracias por leer este crónica y en Moscú, os mantendré de nuevo informados.

Josemi