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Italia se lleva el triunfo de una final de infarto

Francia y Suiza, ganadoras del jurado. Italia arrasa en jurado y televoto.

Italia 2021, ganadores

El sábado pudimos vivir una final de infarto, con una calidad en las participaciones que mucho tenía que ver con las ganas de Festival que teníamos después de dos años de parón, y con una organización de la televisión holandesa como pocas veces ocurre: buena realización, buena calidad de sonido y ritmo dinámico, si bien al público se le podría haber pedido algo más de efusividad tras algunas actuaciones.

El resultado también fue sorprendente para muchos (no para las casas de apuestas, que llevaban varios días augurando una victoria italiana), pero dejó boquiabierto a más de uno. España, a pesar del buen hacer de Blas, no contó con el beneplácito del público, y quedamos en vigesimocuarta posición.

 

2021 ESC Resultados

A continuación comentaremos las interpretaciones de cada participante, por orden de actuación:

Chipre comenzó el show con una actuación sin sorpresas, con una voz, un baile y una alegría especial en la presencia de Elena Tsagrinou y sus magníficas y acompasadas bailarinas, que convencieron y atrajeron a buena parte de público y jurado, lo que le hizo quedar en el puesto 16 con 94 puntos en total.

Albania se quedó al final de la tabla sorprendentemente, pues la potente propuesta de tintes folk de Anxhela Peristeri, su fogosa puesta en escena y su estupenda voz estuvieron en lo más alto de calidad, pero quizá por no ser la más original de las candidaturas que vimos, obtuvo un puesto 21, con 65 puntos en total.

Israel, con una Eden Alene algo más nerviosa que en la semifinal, presentó su peinado enrevesado y su joven y dinámica propuesta, con unos agudos que rompían las copas, una sonrisa cautivadora y una puesta en escena comercial que se llevó 94 puntos, lo que le hizo quedarse en la segunda mitad de la tabla, en el puesto 17.

Bélgica contó con el favor del jurado, no así del televoto, que no supo entender muy bien su propuesta (o simplemente priorizó otras), la cual convencía más a un público adulto. Su mirada fría y la sobriedad en la canción y en la puesta en escena no difirieron mucho de la semifinal y finalmente se llevó el puesto 19 con 74 puntos.

Rusia mostró a una Manizha eufórica, fuera de sí en algunos momentos del final de su actuación, con un tema trap-pop-folk… inclasificable, con su megamuñeca inicial y un conmovedor «rezo» final a una pantalla llena de mujeres diversas, todo lo cual convenció a gran parte del público y los jurados, llegando al puesto 9 con 204 puntos.

Malta confirmó su perfil de clara favorita tras una actuación en la que Destiny pulió las pequeñas imprecisiones que se vieron en su semifinal: voz  afinada al 100%, puesta en escena divertida, alocada, y un tema que levantaba el ánimo a cualquiera, en un no parar de estímulos que la condujo a un séptimo puesto que supo a poco (255 puntos).

Portugal dio la nota tranquila al espectáculo, con una propuesta de jazz/soul/pop lento, según se mire, que contrastaba con sus contrincantes inmediatas mucho más movidas y alegres, pero que no dejó de lado la calidad en la voz, en la música y en la presencia escénica de The Black Mamba, que obtenían 153 puntos para el puesto 12.

Serbia se erigió como la locura personificada, con unas Hurricane algo más retemblativas, pero no por ello menos auténticas, transgresoras, poderosas… los tres minutos más intentos e inquietos de la noche, con voces y bellezas que aturdían a un público que las amó y un jurado que no las mimó tanto, obteniendo un puesto 15 con 102 puntos.

Reino Unido llevaba una propuesta insulsa en la voz de James Newman, que no convenció ni al jurado ni al público, lo que le llevó a obtener cero votos en ambas categorías y un bochornoso último puesto. A pesar del resultado, el público allí presente se arrancó en un emotivo aplauso al intérprete, que reaccionó con deportividad.

Grecia fue la gran sorpresa para los no eurofans, que vieron cómo de repente la guapísima Stefania levitaba sobre la pantalla junto con unos bailarines invisibles (esta vez sí se veía algo más el truco que en la semifinal). Su voz perfecta y su propuesta atractiva la llevó al top 10 (décimo puesto), con un total de 170 puntos.

Suiza no defraudó y Gjon’s Tears dio lo mejor de sí (a pesar de esa blusa que no gozaba del beneplácito de muchos), emocionó en los agudos, con su mirada en primer plano y su emotivo falsete, con un tema al que pocos se pudieron resistir, merecedor del tercer puesto (ganador en algunos momentos de la noche) con 432 puntos.

Islandia tuvo que volver a mostrar su ensayo del viernes anterior, debido al positivo en COVID, pero no por ello la gente dejó de valorar su original tema, su baile, su puesta en escena con los teclados circulares, sus jerséis verdes… todo ello les llevó al top 5, con un cuarto puesto y unos 378 puntos que, sin duda, les supieron a gloria.

España… ¡ay, España! Blas Cantó ofreció su mejor voz, su mejor interpretación en todo este periplo eurovisivo, su mejor presencia, su mejor luna… pero el contraste con las magníficas propuestas que le precedían (justo después de Suiza e Islandia) la canción supo a poco y solo convenció a dos jurados, que sumaron 6 puntos (puesto 24).

Moldavia volvió a mostrar a una Natalia Gordienko sonriente y susurrante a partes iguales, con una puesta en escena que sabía a poco en comparación con el vídeo, y una caída de micrófono que la cantante supo solventar con frescura (menos mal que el momento fue tapado por los bailarines) y que acabó en un puesto 13 con 115 puntos.

Alemania quedó penúltima, con solo 3 votos del jurado y cero del público (como ocurría con los cuatro últimos de la tabla), quizá debido a que la canción que Jendrik presentaba era quizá muy válida para una graduación de un colegio de primaria, pero demasiado infantiloide para un festival como Eurovisión. Así y todo, su actitud fue de diez.

Finlandia dejó asombrados a muchos con su tema heavy, su satánica puesta en escena y sus voces desgarradas, lo cual llevó al grupo Blind Channel a ser los primeros de la tabla en algún momento de la votación del público, aunque finalmente se quedaron en un sexto puesto con 301 puntos.

Bulgaria volvió a conmovernos con la voz y la sencillez de Victoria, que se abrazaba todo el rato a la foto de ella con su padre en la green room, con su reloj de arena gigante y su verso final a capella que la condujo sin miramientos al puesto 11 con 170 votos, empatada con Grecia en número de puntos pero no en número de países que la votaron.

Lituania presentó a unos The Roop que comprendieron a la perfección que tenían que ser el alma de la fiesta del festival, y así lo hicieron. Con sus muecas, bailecitos estrambóticos, movimientos de dedos, trajes amarillos chillones, voz sensual y tema pegadizo se llevaron 220 votos que les colocaron en el puesto 8.

Ucrania dejó sin habla a todos, incluso a los que ya sabíamos de qué palo iban, por la aniñada voz del bosque en boca de Kateryna Pavlenko, vocalista de Go_A, que nos llevó en un baile epiléptico desde ritmos folk hasta el techno más duro, acabando con un grito final abrumador. Todo ello les dio un quinto puesto con 364 puntos.

Francia aportó la nota relajante tras el subidón de Ucrania, y llegó a ser la ganadora del jurado. Barbara Pravi nos demostró que puede conmovernos con su voz fina y vulnerable, con un tema íntimo, que habla de sus inseguridades… algo que no supo convencer al televoto pero que le otorgó un segundo lugar con 499 votos.

Azerbaiyán nos transportó de nuevo a la fiesta, al ritmo, al baile y a las notas folclóricas de la mano de Efendi, que se mostró muy segura y bien acompañada por sus bailarinas, quienes ofrecieron un show de primer orden y fácil de recordar. Además de un supuesto romance con TIX, Efendi consiguió un puesto 20 con un total de 65 puntos.

Noruega casualmente actuó después de su amada, y nos mostró de nuevo a un TIX emocionado, dando lo mejor de sí, quitándose las gafas en el momento cúspide de su actuación para que viéramos sus tics producidos por el síndrome de Tourette, y sin embargo, obteniendo un puesto 18, mucho más bajo del esperado, con 75 puntos.

Países Bajos nos mostró a un Jeangu Macrooy (y a su gemelo) relajado y sonriente, ofreciendo un mensaje de fuerza ante la adversidad («Yu no man broko mi», no me puedes romper, aunque la gente creyera que decía «brócoli»), pero con una canción tribal que no fue del gusto del público y que solo obtuvo 11 puntos del jurado (puesto 23).

Italia presentó la potente propuesta de rock duro de Måneskin. Un desafiante Damiano David que se recorrió todo el escenario, no solo se hizo con él sino con el público y los jurados, que en una votación de infarto consiguieron sobrepasar a Francia y a Suiza con un total de 524 puntos, lo que les hizo flamantes ganadores del festival.

Suecia nos mostró la mejor versión de Tusse, en su mejor momento de voz (ya que en su semifinal nos asustó con varios fallos), con buenos juegos de luces en escena pero con un tema que esta vez se quedó en la segunda mitad de la tabla, consiguiendo un puesto 14 con 109 votos, que para el país escandinavo saben a poco.

San Marino cerraba el festival con una poderosa Senhit, que nos llevaba desde un faraónico inicio hasta un adrenalínico dúo con Flo Rida que nos dejaba estupefactos, no así a los jurados y al público que le otorgaban un puesto 22 (que para el microestado europeo ya es un triunfo), con unos redondos 50 puntos.

Todas estas reflexiones finales fueron comentadas por nuestros locutores habituales Fran Soto, Jorge Nogales y Javier Varela, quienes tuvieron la oportunidad de compartir impresiones el domingo posterior al festival con Alejandro Abad, representante de España en Eurovisión 1994, al que agradecemos enormemente su colaboración en nuestro humilde espacio de opinión y seguimiento del festival: