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Así de reñida se dispuso la segunda semifinal

Austria y Dinamarca se quedan fuera de una semifinal más inesperada que la primera.

Senhit egipcíaca

La segunda semifinal del Festival de Eurovisión de Róterdam se las veía y deseaba para hacer un buen papel eliminatorio, pues la decisión era menos previsible que en la primera, y así parece que ha sido, con algunas decepciones para muchos y muchas. Los afortunados han sido:

San Marino, Grecia, Moldavia, Islandia, Serbia, Albania, Portugal, Bulgaria, Finlandia y Suiza.

A continuación, comentaremos las participaciones de los países participantes por orden de actuación:

San Marino comenzaba con un «aplique» menos historiado que en los ensayos, con un inicio potente emulando a la Virgen del Rocío y con cambios en el vestuario de los bailarines, voz potente, protagonismo compartido con Flo Rida y con el carisma inigualable de Senhit, que no podía faltar en la final.

Estonia, por su parte, nos presentaba a un Uku Suviste algo trasnochado y ojeroso, con una indumentaria propia de haberse pasado horas en un casino o fiesta de gala, y con una voz que no pasaba por su mejor momento; algo que, a pesar de su incontestable belleza, no le ha permitido pasar a la final como algunos pensábamos.

Chequia sacaba al ruedo a un Benny Cristo descafeinado, teñido de rubio platino, y con un tema por el que pocos apostaban, lineal y difícil de recordar para el gran público, a pesar de los tintes angoleños que sus orígenes pretenden impregnar. Actuación correcta, bailable y divertida, pero como era de esperar, no la veremos el sábado.

Grecia parece haber aprendido de los errores de los ensayos, ya ha mostrado a una Stefania más segura, con realización más precisa en el momento de la catarsis de las escaleras, con una voz más consolidada y unos bailarines menos molestos, todo lo cual ha permitido su pase a la final.

Austria daba el primer toque baladero-sentimental de la noche y ponía en escena a un Vincent Bueno excesivamente emocionado, lo que a pesar de la hermosa iluminación y juegos de cámaras no ha evitado que la voz le jugara una mala pasada… y finalmente no esté en la final, para disgusto de muchos.

Polonia nos ofrecía a un Rafał desafinado, alocado, despreocupado y mal acompasado, lo que nos hace preguntarnos si no se percataba del choque de la calidad que suele brindarnos el país del Este. Obviamente, aunque el tema sí podía ser candidato a la final, la puesta en escena y la voz le han impedido ser finalista.

Moldavia ha jugado bien sus cartas con la propuesta de Kirkorov, ya que sorprendentemente el tema ha pasado a la final. Y decimos sorprendentemente porque ni la voz de Natalia Gordienko tapada por los coros, ni los evidentes nervios de la susodicha, ni la olvidable canción (más conocida por el estribillo instrumental) han impedido tal logro.

Islandia, como era de prever, sí podrá verse el sábado. Será en diferido, como en esta semifinal, a causa del positivo en COVID que ha dado uno de los integrantes de Daði og Gagnamagnið (y suponemos que su contacto estrecho). A pesar de todo, la originalidad y puesta en escena del tema de Daði han convencido a los votantes.

Serbia ha impresionado con el buen hacer y la grandiosidad de las Hurricane, con esas columnas dóricas por piernas, esos ondulados cabellos al viento, ese brilli brilli apabullante y esa combinación de canción pegadiza con grandes voces y miradas cautivadoras, lo que ha hecho que la final cuente con estas diosas balcánicas.

Georgia, en cambio, no ha conseguido el anisado pase, algo que todo el mundo auguraba. Y no es de extrañar, pues el tema podría considerarse bueno en su categoría melódica, pero no así la voz de Tornike Kipiani, que se antojaba insegura en las notas altas y sostenidas, con una presencia escénica monótona, insípida y oscura.

Albania confirmaba en la voz de Anxhela Peristeri que es una apuesta segura en Eurovisión, con un tema pop-folk de alta potencia y fogosidad, sin nervios y con un vozarrón de escándalo, bien acompañado de efectos escénicos, y quizá con un vestido a lo Ani Lorak (muy visto este año) que no realzaba su mejor figura, pero sí apto para la final.

Portugal, si bien no contaba con la simpatía de muchos por la ruptura del hábito de cantar en su idioma, el tema no podía ser en otra lengua que no fuera el inglés. Voz engolada, puesta en escena íntima en blanco y negro al inicio y colorida al final, calidad en la voz y en la presencia de The Black Mamba, y sorprendente pase a la final.

Bulgaria presentó un tema sencillo y conmovedor, emulando en escena a un reloj de arena gigante que contempla el paso del tiempo con melancolía y belleza, con una Victoria recostada en el suelo en pleno ejercicio de reflexión ante la fugacidad de la vida, acabando la canción sin música, en un susurro que la convirtió en indudable finalista.

Finlandia fue otra de las sorpresas finalistas de la noche. Todos pensábamos que el cupo de rockeros estaba cubierto por Italia, pero parece que la propuesta llamativa, rompedora y desgarrada de los Dark Side se impuso ante unos boquiabiertos eurofans que no entendíamos qué habría cautivado a los televidentes (el rock gusta y punto).

Letonia llevó a una Samanta Tina hiperdesafinada al comienzo y en varias partes de su tema The Moon Is Rising, la cual se vio abrumada por la calidad de sus anteriores contrincantes y no supo gestionar la potencia de su voz, que por pecar de desmesurada, acabó tocada y hundida por culpa de un silencio musical inicial que la descalificó.

Gjons dantesco

Suiza produjo sentimientos encontrados, pues la impecable voz y el conmovedor tema de Gjon’s Tears gozaron de una interpretación de diez, pero la puesta de escena con esa camisa de altos vuelos, ajustada en plan Cachuli, y esos movimientos dantescos… muchos opinamos que sobraban. No obstante, no impidió su merecido pase.

Dinamarca es el guilty pleasure de muchos eurofans, por su vestimenta hortera o kitsch, su melodía ochentera y su tema en lengua danesa, todo lo cual rompía con las propuestas más comerciales en inglés que venía ofreciendo el país escandinavo desde hace años. Desgraciadamente, Fyr og Flamme no consiguieron ser finalistas.

Una vez acabadas las actuaciones, pudimos ver un minuto de la actuación de los países del Big5 que votaban en la semifinal, junto con una brevísima entrevista a sus representantes:

Por Francia, Barbara Pravi comentó que su música se inspiraba no solo en Edith Piaf, sino en Jacques Brel, Charles Aznavour y tantos otros mitos de la chanson française.

Por Reino Unido, James Newman explicó que su canción, Embers (ascuas), se refiere al fuego y al calor del público que tanto ha echado de menos en estos dos años de espera para tener a su gente cerca.

Por España, Blas Cantó contó, para el que no lo supiera, que su tema va dedicado a su abuela fallecida por coronavirus, y finalizó diciendo que su pérdida había sido el peor momento de su vida, pero que a la vez su paso por Eurovisión lo iba a tomar como «el momento de su vida».

Puedes ver todos nuestros comentarios sobre esta segunda semifinal y sobre el orden de la gran final en la Tertulia que tuvimos algunos miembros de AEV, Fran Soto, Jorge Nogales, Javier Varela y Jorge Toral:

Como se ve en la tertulia, al término de la semifinal se publicó en la web oficial del festival la parte en que actuaría cada finalista (lo que quitó emoción a las intervenciones de la rueda de prensa) y, tras una larga espera, empezaron a darnos con cuentagotas el orden definitivo de la final, que será el siguiente:

1.- Chipre (creemos que la Tsagrinou no estará my contenta)
2.- Albania
3.- Israel
4.- Bélgica
5.- Rusia
6.- Malta
7.- Portugal
8.- Serbia
9.- Reino Unido
10.- Grecia
11.- Suiza
12.- Islandia
13.- España (muy buen puesto para estar en la primera parte)
14.- Moldavia
15.- Alemania
16.- Finlandia
17.- Bulgaria
18.- Lituania
19.- Ucrania
20.- Francia
21.- Azerbaiyán
22.- Noruega
23.- Países Bajos
24.- Italia
25.- Suecia
26.- San Marino (para cerrar con alegría)

Esperamos que el sábado, aunque nunca llueve a gusto de todos, podamos disfrutar de una final de calidad suprema y con una posición, si no ganadora, al menos muy aceptable para España.