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Eurovisión 2020: lo que pudo ser y no fue

Si tuviéramos que definir el año 2020 con una frase sería: «lo que pudo ser y no fue». La cancelación del Festival de Eurovisión ha supuesto un enorme vacío en la vida de muchos de nosotros.

Disfrutamos de una temporada de preselecciones intensa y ya vislumbrábamos el 16 de mayo como la fecha que nos uniría, un año más, entorno a la música. Pero se cernían oscuros nubarrones que amenazaban tormenta… Y la tormenta descargó. El 18 de marzo, cual jarro de agua fría, Eurovisión 2020 se apagó. Me costó asimilarlo (de hecho, creo que aún no lo he hecho). La parte más pasional de mi mente pensó que a lo mejor hubiera sido posible celebrar el festival a puerta cerrada o de alguna otra forma. Sin embargo, mi parte más racional entendió que las circunstancias a nivel mundial no permitían hacerlo. Ahora, lo importante es la salud, con el objetivo de salir de esta situación lo antes posible.

41 artistas, 41 canciones se han quedado a las puertas de pisar el escenario de Róterdam. ¿Qué países habrían pasado a la Gran Final? ¿Quién ser habría alzado con el preciado micrófono de cristal? ¿Quién habría ganado el voto de los jurados nacionales? ¿Y el televoto? Muchas preguntas que no van a tener respuesta.

Toca hablar de favoritos. Italia, que nunca me defrauda, es mi favorita de este año (Italia es mi ojito derecho, no me escondo). Bulgaria y Rusia cierran mi top3. También me apasionan Alemania, Azerbaiyán, Serbia, Suiza, Noruega, Lituania y Grecia. Si tuviera que apostar por aquellos países que se hubieran disputado la victoria, creo que los jurados se habrían decantado por Italia, Bulgaria y Suiza. Y, el televoto, por su parte, con Islandia, Lituania y Rusia. ¿Mi apuesta de ganador? Bulgaria.

En el caso de España, Universo es una canción con la que Blas Cantó no consigue mostrar todo su potencial. Es un tema correcto, bien producido y con un elaborado videoclip. Sin embargo, en Eurovisión con un «bien» no vale, hay que ir a por el «sobresaliente». Curiosidades de la vida, el «universo» nos da una segunda oportunidad. Todo un año entero para trabajar, con nuevas perspectivas, en un nuevo tema que nos devuelva la ilusión. Hay que ir a por todas.

Llegó el 16 de mayo… y Eurovisión quiso encender una luz en estos duros tiempos. «Europe Shine A Light» fue, para muchos, un programa que se quedó a medio gas. Sin embargo, agradecí mucho una gala así. Durante esas dos horas tuvimos nuestra pequeña ración de Eurovisión para este 2020. Recordando los bellos momentos que nos ha dado el festival a lo largo de sus 64 años y las canciones de 2020. Con tan solo oír los primeros segundos del Te Deum de la careta de Eurovisión, no puede evitar emocionarme y lloré, lo reconozco.

Ahora, en el horizonte, el Eurovisión Junior 2020 de Polonia, en noviembre. Fue una alegría que, en la noche del Europe Shine A Light, se confirmara su celebración. Confío en que pueda llevarse a cabo, para que la espera hasta mayo de 2021 se haga más leve.

Pese a que este año no hemos tenido nuestro querido festival, no hay día en el que no piense o hable de Eurovisión. La depresión post Eurovisión va a ser más dura que nunca, cierto. Pero toca pensar en positivo. Iniciamos ya un nuevo camino, con energía renovadas. Róterdam 2021 nos espera y ojalá podamos vivir nuestra pasión por el Festival de Eurovisión el próximo año. Salud y suerte, compañeros y compañeras eurofans.

Por José Miguel Mancheño