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Destiny, del Junior a Eurovisión con toda la potencia de su voz

La representante maltesa fue elegida por la televisión pública del país, PBS, mediante selección interna y es, por segundo año consecutivo, la ganadora del afamado concurso de televisión X Factor Malta. En dicho programa, cuya final se celebró el día 8 de febrero en una durísima competición, el resultado fue el siguiente: Kyle en cuarto lugar, F.A.I.T.H terceras, Justine Shorfid segunda y Destiny Chukunyere como ganadora. Destiny representará a su país en el Festival de Eurovisión que se celebrará en Rotterdam con la canción All of my love, un tema muy personal en el que Destiny recuerda tiempos muy difíciles.

En All of my love, la voz góspel de Destiny hace que se potencie la parte instrumental de la canción, sumándole palabras que llegan fácilmente al corazón: «Nunca tuve un corazón para rezar, nunca pensé que encontraría el camino, pero ahora lo hago». Además, tiene otra parte que marca una cierta profundidad que puede llegar a ser más difícil de entender: «Todo mi amor es como un río que fluye salvaje. Cada hermano, cada madre, cada hijo. Ahora nos vamos a encontrar, no me decepciones». La canción está compuesta por Bernarda Brunovic, Borislav Milanov, Sebastian Arman, Dag Lundberg, Joacim Persson y Cesár Sampson (2018), pertenecientes a Symphonix, la reconocida productora que anda detrás de otras candidaturas de este año, como la búlgara o la alemana.

Destiny Chukunyere, nacida el 19 de enero de 2002 de padre nigeriano y madre maltesa, cuenta con una gran experiencia sobre el escenario, pese a ser una de las artistas más jóvenes de esta edición. Hay que recordar que consiguió la victoria para Malta en el Festival de Eurovisión Junior 2015 con la canción Not my soul. Dos años después, participó en Britain’s Got Talent, quedando en sexta posición. Además, el año pasado fue corista de Chameleon, la canción que defendió Michela Pace en Tel Aviv (aunque no llegamos a verla sobre el escenario). Su objetivo en Rotterdam será clasificarse para la gran final.

Por José Ángel Ruiz