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Juventud sin chicha por Bielorrusia

Enfrentarse a un papel en blanco siempre es un poco complicado, pero si tienes que plasmar en él, al menos, 500 palabras para hablar de lo que este año ha hecho la TV pública bielorrusa en torno a su representante en el próximo Festival de la canción de Eurovisión, es simplemente desesperante. Por la canción tan terrible, por la cantante tan mediocre y porque poco hay que contar al respecto. Pero bueno, veamos.

Fue el 7 de marzo cuando Bielorrusia eligió su canción e intérprete para Eurovisión 2019, en un concurso llamado Nationalny Otbor, donde la calidad de cantantes y canciones (un total de 10) fue simplemente una cosa espantosa. Por lo tanto, lo que iba a salir de allí, no podía ser sino algo muy mediocre, como así ha sucedido.

Zinaida Kupriyanovich, nombre real de Zena, nació en este siglo, concretamente en 2002, en la capital de su país, Minsk. Es por tanto la benjamina de esta edición. Ha estudiado música y ha trabajado en televisión (de hecho, ella fue la presentadora del último Festival de Eurovisión Junior, en el que también fue coautora del himno oficial del evento, titulado Light up). También ha recibido muchos premios musicales, como por ejemplo el Gran Premio del Fondo Especial del Presidente de la República de Bielorrusia, que premia a jóvenes talentos. Aún con todo esto, veo difícil que se clasifique para la final. Zena consigue por fin ir a un Festival de Eurovisión, al de «toda la vida», porque ya intentó acudir en 2015 y 2016 a Eurovisión Junior.

La canción es un pop muy malo, muy fácil, una canción sin emoción, sin una buena composición, sin un buen ritmo,… En definitiva, una representación que desaprovecha el escaparate que les brinda Eurovisión. Hace poco, alguien me dijo que esta canción es la típica de radio fórmula pero en mala. Cierto es que, casi todo en radio fórmula, es bastante básico y sin mucha complicación, pero esta es ya el remate del mal gusto. La cantante es muy joven y está empezando en esto de la música, pero su representación de 2019 en el festival siempre la tendrá en su vida artística.

Cuesta creer que una representación como esta vaya a concursar en el mismo festival en el que este año hay apuestas como la de Azerbaiyán, Suecia o Países Bajos.

Resumiendo, y para terminar, diré que creo que desde que escribo sobre alguna canción que va a acudir a Eurovisión, que ya son muchas (y muchos años), esta es de las peores canciones sobre las que he escrito. Sin tener nada en contra de esta niña, sí diré que deseo que canciones así se queden en su semifinal, porque imagino, y quiero creer, que hace que las televisiones, cuando tienen esos fracasos, al siguiente año intenten espabilar y llevar algo digno y con un mínimo de calidad.

Por Isidro Mayor