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John Lundvik, a por todas desde Suecia

El 9 de marzo tuvo lugar, un año más, la final de Melodifestivalen, el gran programa musical sueco que tiene por objeto elegir al representante de la SVT para Eurovisión. En realidad, sirve como excusa para reunir a 28 artistas de los más variados estilos, edades y carreras en un show espectacular de mes y medio de duración. Este año estuvo presentado por cuatro artistas: el eurovisivo Eric Saade (2011), la popular Sarah Dawn Finer (con su divertido personaje Lynda Woodruf presente en la final), Kodjo Akolor y Marika Carlsson.

En las cuatro semifinales (más la repesca), varios nombres destacados quedaron en la estacada, tales como los veteranos Arja Saijonmaa (74 años y subcampeona en 1987), Jan Malmsjö (86 años y subcampeón en 1969) o Ann-Louise Hanson (que cumplía 14 participaciones en Melodifestivalen). Quedaron fuera también la polaca Margaret (finalista el año pasado), el popular Andreas Johnson (7 veces en el concurso) y el exeurovisivo Martin Stenmarck (19º en Kiev 2005).

Para la final, doce artistas fueron seleccionados entre los cinco shows. Entre ellos, llaman la atención los nombres de dos eurovisivos: por un lado, los veteranos Arvingarna, que fueron sextos en Millstreet en 1993; por otro, la estigmatizada Anna Bergendahl, que tiene la cruz de ser la única representante sueca que no se ha clasificado para la final hasta la fecha, en Oslo 2010. Ambos aportaron dos buenas canciones en esta final y acabaron séptimos y décima respectivamente.

Otros artistas con renombre entre los seguidores de Melodifestivalen participaron en la final: Lina Hedlund, exmiembro de Alcazar y por quinta vez en MF; Wiktoria, Jon Henrik Fjällgren y Lisa Ajax, los tres por tercera vez en competición; Nano, subcampeón en 2017; y los favoritos John Lundvik (nacido en Londres y ganador a la postre), el jovencísimo Bishara (sirio de nacimiento y subcampeón final) y el dúo romántico Hanna Ferm y Liamoo, que cumplieron con los pronósticos y acabaron terceros.

El ganador fue, por tanto, John Lundvik, nacido en Londres en 1983 de madre kuwaití y padre desconocido, fue adoptado cuando tenía una semana por una pareja sueca residente en la capital británica. Se crió en la ciudad sueca de Växjö. Desde 2010 se dedica a la música. Ha compuesto para diversos artistas suecos, bandas sonoras para series y películas e incluso el tema oficial de Suecia para las Olimpiadas de 2016. El año pasado participó en Melodifestivalen y su balada al piano titulada My turn acabó en un meritorio tercer lugar. Este año, John estará presente por partida doble en el festival. En su día, presentó dos temas al concurso sueco, la que finalmente fue aceptada, Too late for love, y otra titulada Bigger than us, que fue recolocada en la final británica y, eventualmente, resultó ganadora.

Too late for love es un tema a medio tiempo, que comienza como una power ballad y culmina como un potente gospel apoyado por un coro femenino que consigue levantar al público con su optimismo. Es inevitable la comparación con la canción austriaca del año pasado por compartir un estilo bastante similar, aunque la del sueco parece más vibrante y animosa que la otra. De momento, parte como una de las cinco favoritas al triunfo en Tel Aviv y significa un cambio con respecto al estilo de las representaciones del país nórdico, con un cantante más maduro, un show menos tecnológico y una canción más tradicional, sin perder el punto comercial que las caracteriza.