Chingiz, la apuesta azerí para Tel Aviv
Un año más os presento la candidatura azerí para el festival y he de decir que, desde mi humilde opinión, es de las mejores propuestas que ha llevado el país caucásico al certamen europeo.
Tras la debacle/despropósito de Aisel el año pasado, Azerbaiyán (en este caso su televisión pública Ictimai TV) debió de leer mi comentario en el último número de la revista Olevisión y me han hecho caso: han espabilado. Ellos saben que lo de Lisboa no puede volver a repetirse, y el 8 de Marzo decidieron por elección interna que su representante en Tel Aviv sea el joven cantante Chingiz con la canción Truth.
Chingiz Mustafayev nació el 11 de Marzo de 1991 en Moscú (Rusia). A los 6 años su familia se trasladó a la ciudad de Qazax, pequeña ciudad azerí de no más de 20000 habitantes. Su padre era un músico aficionado y a menudo tocaba el piano, por lo que el talento musical de Chingiz viene heredado de su padre. Mustafayev estaba realmente interesado en aprender a tocar la guitarra, ya que le gustaba la música española. Así, cuando todavía era un chico joven, aprendió a tocar la guitarra y empezó a componer sus propias canciones. Más tarde, a la edad de 13 años se traslada de nuevo junto a su madre y a su hermano a la capital, Bakú, donde fue eventualmente invitado a las audiciones de la versión azerí de Idol en 2007. Mustafayev ganó la competición y pronto se convirtió en una estrella en la industria musical de Azerbaiyán. Luego, en 2012, creó la banda de música Palmas. Además, en 2013, representó a Azerbaiyán internacionalmente en New Wave, un concurso para jóvenes intérpretes de música popular, en Jūrmala, Letonia. Tres años más tarde, formó parte de The Voice of Ukraine.
El tema elegido se titula Truth (Verdad). En él nos habla de los recuerdos y pensamientos dolorosos que recorren su mente tras la ruptura sentimental con su novia. Aunque si lo analizas desde un segundo plano, más malicioso, parece que habla de la participación azerí del año pasado, con frases como «ha sido difícil de soportar, es muy difícil escucharlo, no lo menciones»». Fuera de bromas, este tema tiene la esencia del pop ochentero que tanto me gusta con un leve toque étnico, muy fiel al estilo musical de Chingiz. El videoclip muestra purpurina, brillos, juegos de luces y en definitiva, una muestra de su adaptación a los nuevos tiempos que vive el festival. Un chorro de aire fresco que parece que elimina esa boina de contaminación y encasillamiento que tenía Azerbaiyán sobre su cabeza. O al menos eso parece, puesto que no es oro todo lo que reluce, y habrá que esperar a escucharle cantar en directo, y también al acompañamiento coral que tenga. Azerbaiyán en los últimos años ha pecado en muchas cosas, y el pecado más grave recae en los directos de sus representantes. Y al igual que siempre, digo que aquí el fuego no pega ni con cola, que son muy dados a ponerle fuego a todo.
Chingiz cerrará esta segunda semifinal, que a mi entender es la más difícil de las dos. Mucha suerte Azerbaiyán, la vas a necesitar. Esa es la verdad.