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Medina del Campo 2017: ¡qué gran Congreso, pardiez!

La localidad vallisoletana de Medina del Campo acogió los días 7, 8 y 9 de diciembre el vigésimo sexto congreso de AEV. Las frías tierras meseteñas se convirtieron en un cálido entorno en el que todos los congresistas sintieron cómo eran agasajados por la simpatía y el cordial carácter castellano de sus gentes. Fueron múltiples las actividades desarrolladas, así como múltiples los detalles que los medinenses y los organizadores de tan singular evento tuvieron con los participantes. Cada uno de estos fue obsequiado con una serie de presentes a modo de bienvenida, entre los que cabe destacar una botella de vino semidulce de Rueda, que hizo las delicias de los caprichosos paladares asistentes.

En el primer encuentro colectivo, efectuado en las singulares Reales Carnicerías, un crisol de viandas autóctonas acompañó el habitual intercambio de salutaciones, coronado todo ello por la exquisita ejecución de melodías eurovisivas por parte del grupo vocal El Espiral. Tras ello, las actividades congresuales dieron comienzo en las instalaciones del Centro Cultural «Isabel la Católica», donde se pudo admirar una exposición sobre el certamen canoro en la que cabe destacar la serie de dibujos realizados por la artista local Bárbara Picucci. Esa misma noche, un certamen de interpretaciones dio como triunfador al socio Jorge Toral con su recreación del recordado Quédate conmigo de Pastora Soler.

La jornada del viernes estuvo dedicada a un viaje en el tiempo por parajes medinenses guiado por el grácil Jorge Nogales que, ataviado con ropajes renacentistas, nos hizo revivir episodios como aquel de la Guerra de las Comunidades o la muerte de Isabel la Católica, amén de un duelo de esgrima y el encuentro con personajes como Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz o D. Rodrigo de Dueñas. Todo ello junto a sus camaradas de la compañía Cristóbal de Mondragón.

El sábado fue el día en que se decidió qué localidad acogerá el encuentro de 2018 (la levantina Valencia se alzó con el triunfo por un solo voto ante la norteña Bilbao), se decidieron asuntos organizativos, y se recreó (con temática eurovisiva) uno de los concursos de más éxito de nuestra televisión, el afamado «Un, dos tres…», en el que no faltaron pizpiretas secretarias, severas tacañonas y un sentencioso supertacañón, así como una pareja de vencedores, Carlos Quiles y Javier Montalvo.

Tres invitadas, tres, compartieron con nosotros sus anécdotas, sus vivencias, sus vicisitudes: la aguda Helena Bianco, la afable Yolanda Hoyos (Bravo, 1984) y la pizpireta Karina (1971). Ellas nos acompañaron también en la jovial cena de gala celebrada en el hotel oficial del congreso, el Villa de Ferias, y en la tercera fiesta eurovisiva que, como las anteriores, contó con selecto ambigú y refrigerio a base de golosinas varias.

En el desarrollo de la cena se otorgó el Premio Eurovisivo del Año a uno de los socios más apreciados de los que componen AEV, Kike Hurtado, que agradeció con sentidas muestras de emoción el afecto que le tributamos todos aquellos que nos congratulamos de la muy acertada decisión.

Castilla nos acogió con los brazos (y las despensas) abiertos, Valencia nos recibirá con algarabía y prestancia. ¡Amunt Medina del Campo!