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10 euroepic fails desde la llegada del efecto 2000

La década de los 2000 en Eurovisión trajo consigo números imposibles, coreografías propias de contorsionistas, intentos a la desesperada de sorprender y de llamar la atención de los telespectadores,… Mientras los eurofans veían cómo el número de participantes en el festival crecía, cómo se instauraban las semifinales y cómo internet cambiaba por completo el concepto del concurso, los seguidores en casa también fueron testigos de auténticos eurobatacazos de los que sus protagonistas todavía se están recuperando.


El comeback fallido de Dana (Israel 2011)

Quizás el eurofail más épico sea el de la diva eurovisiva por excelencia, Dana International. No sabemos qué motivó a Dana para volver al festival trece años después de su mítica victoria, pero lo que seguro no esperaba la israelí es quedarse en semifinales. Ding Dong, compuesta por ella misma, no convenció al público, y Dana se quedó con las ganas de repetir victoria, o siquiera optar a ella. Curiosamente, en 2008 la artista tuvo mejor suerte cuando el tema israelí The fire in your eyes, compuesto por ella, obtuvo una novena posición en la final. No sabemos si volverá a probar suerte en el festival, pero lo que está claro es que por muchos fails que la acompañen, nada podrá arrebatarle su título de Diva de Eurovisión.


Las grandes expectativas de Anmary (Letonia 2012)

Otro eurofail que no podemos olvidar llegó de la mano de la representación letona de hace ahora 4 años. La simpática Anmary debió de pensar que si creía en sí misma lo suficiente, su sueño de ganar Eurovisión se cumpliría. Es por ello que la letona se plantó en Bakú con un tema titulado Beautiful song (sí, en referencia a la propia canción), en el que, totalmente evadida de la realidad, cantó que iba a ganar Eurovisión y triunfar en el mundo de la música. Anmary estuvo acompañada en el escenario por sus desincronizadas amigas, formando un quinteto al más puro estilo The Real Housewives of Riga, que parece ser tomaron su vestuario prestado de las hermanas Flos Mariae. Anmary no consiguió pasar de la semifinal y dicen las malas lenguas que todavía no ha salido de su delirio y sigue esperando la llamada de Mick Jagger, como decía su canción.


Silvia y su ¿gran noche?  (Islandia 2006)

¡El Mesías de Eurovisión había llegado desde Islandia! ¡Sin embargo, su canción no pasó de la semifinal! El personaje, interpretado por Ágústa Eva Erlendsdóttir, aterrizó con mal pie en la competición. Silvia Night era una artista prepotente, maleducada, engreída y que  no conectó con el público ni con la prensa. ¡Nadie le encontró la gracia! Su actitud chulesca en los ensayos y las ruedas de prensa no ayudaron a que Islandia, un país que nos ha regalado grandes momentos, se clasificara. Llamó vieja a Carola, que representaba a Suecia aquel año, se metió con Lordi, tuvo trifulcas con los periodistas griegos a los que insultó en los ensayos y después de saber que no llegaba a la final.

Sus comportamientos fueron recogidos en varios telediarios y lo que pretendía ser una crítica/sátira divertida acabó por convertirse en un número incómodo. Un claro ejemplo de que el personaje engulló al… ¿artista?


El Héroe que dejó colgada a Charlotte (Suecia 2008)

Otro comeback digamos que prescindible. Que sí, que está muy bien eso del Schlager, que a los eurofans gusta mucho y más si lo canta una eurodiva con bien de brilli, brilli pero a la heroína no sé qué le falló que toda la parafernalia no fue suficiente. La cuestión es que durante la primera parte de la realización, la Perelli salía en blanco y negro. Las malas lenguas dicen que fue una broma en alusión a su edad y a su animadversión a hacerse mayor.  Sin embargo, a ella no le importó y defendió el tema con uñas y dientes: mini-minifalda, flecos, bailarinas, rayos láser… todo era poco para el regreso de una las grandes que nueve años antes había ganado el festival en Israel. En su caso, la casi década que esperó para volver no fue prodigiosa y se tuvo que conformar con un puesto 18. Algo que sabe a poco cuando has sido la número uno.


Una canción que no suena bien (Reino Unido 2010)

That sounds good to me es lo que nadie dijo nunca sobre la canción que Reino Unido presentó en Oslo. Al pobre Josh Dubovie, que en aquél entonces tenía 19 años, le plantaron un tema que sonaba tan viejo y rancio que terminó el primero de la tabla, pero por el final. Los ejecutivos de la BBC debieron de darse cuenta de la pifiada en algún momento, por lo que decidieron incorporar en escena todos los elementos posibles para desviar la atención de la canción: bailarines metidos en cajas, pasos de baile acrobáticos, coristas ataviadas con capas – encima de las cajas -, correteos del cantante por las cajas, y sí, lo habéis adivinado, una excesiva presencia de las cajas. El batacazo fue de tal magnitud que Josh decidió cambiar su nombre poco después de su paso por Eurovisión, ahí es nada.


Un cero para los anfitriones (Austria 2015)

Después de nada más y nada menos que cincuenta años esperando a repetir victoria en Eurovisión, Austria consiguió ganar el festival de la mano de Conchita Wurst. La euforia desatada por este triunfo, sin embargo, se desvaneció cuando, tras el esfuerzo de organizar el festival, Austria se llevó un Nul Points de la mano de los hípsters The Makemakes. Su piano en llamas no impresionó a nadie y, por primera vez en la historia de Eurovisión, el país organizador se quedó con el marcador a cero, eso sí, acompañados de la alemana Ann Sophie. Su declaración de amor en I am yours quedó sin respuesta, pero al menos se tomaron su Nul Points con humor.


Los inofensivos y ridículos vampiros de DJ Bobo (Suiza 2007)

DJ Bobo había arrasado a nivel mundial un par de veranos antes de pisar el escenario de Eurovisión gracias al jingle del anuncio de Coca-cola. ¡Chi-hua-hua! Su llegada a Helsinki no estuvo exenta de polémica. Tras ganar la semifinal nacional por Suiza, la televisión del país recibió nada más ni nada menos que 50.000 firmas de una asociación cristiana acusando al famoso Dj de presentar un tema con connotaciones satánicas. Estudios posteriores han demostrado que es cierto, que los maniquís de los chinos que le acompañaban en la actuación eran en realidad la reencarnación de lucifer y que por eso, sólo por eso, no logró clasificarse para la final de Eurovisión. Que conste que nada tuvo que ver la letra, los arreglos musicales y la puesta en escena de serie B por la que se decantó el artista.


Una canción de otra época (Irlanda 2010)

Niamh Kavanagh fue uno de los comebacks de 2010. La irlandesa se llevó el trofeo a casa en 1993, y parece ser que no se dio cuenta de que el festival, la estética y el estilo de las canciones habían cambiado desde su victoria en los 90. A pesar de su gran voz, Niamh no impresionó a nadie con It’s for you, una canción que sonaba antigua en un festival moderno y joven. La irlandesa se tuvo que conformar con una posición 23, superando únicamente a Bielorrusia y Reino Unido. Lo que nadie fue capaz de superar fue la mala leche de sus estilistas, que la debían de odiar a muerte, porque de otra forma no se puede explicar ese vestido.


¡Llorad pequeños, llorad!  (Reino Unido 2003)

Un Schlager nada sorprendente con cierto aire latinos, bien aderezado con unos cuantos desafines y con dos interpretres descoordinados en vestuario e intención… Mientras que Gemma salía a escena en plan “pantera en libertad”, Chris parecía recién salido de un capítulo de “Al salir de clase”.  No hubo química entre los dos miembros de Jemini y como resultado obtuvieron el primero Nul Points del Reino Unido y el primer Nul Points para una canción en lengua inglesa. ¡Un Fail en toda regla (y no  lo digo por el vestido rojo de ella) para un país que ha ganado el festival 5 veces!


Je t’adore, pero ellos no tanto (Bélgica 2006)

¡Hace una década, la estrella de la edición acabó bien estrellada! En los albores del siglo XXI Kate hizo bailar a medio mundo con sus versiones y temas dance. Sin embargo, en Eurovisión la cantante belga, que había vendido ya por aquel entonces más de un millón de discos en todo el mundo,  no logró clasificarse para la final. Se quedó a dos puestos del corte con 69 puntos. Por mucho empeño que puso la Ryan, el poco empaste entre su voz y la de sus coristas, la inseguridad y la inexpresión típica de los retoques quirúrgicos faciales, parece que no convencieron al público. El batacazo fue sonoro ya que era una de las grandes apuestas de la edición. Pero, ¿qué se le va a hacer? Aquella noche, chica, parece que el público, adorarte, adorarte… pues como que no. Por suerte, ha sabido recuperarse del golpe que supuso Eurovisión y según los últimos teletipos recibidos en la redacción, acutlamente actúa en residencias y centros sociales de Amberes, Brujas y Gante.