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Eurovisión 2015, primera semifinal: La mediocridad protagoniza una gala que deja atrás la parafernalia de los últimos años

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Danimoti Dani Moti / Pistoletazo de salida para Eurovisión 2015 con una semifinal que ha protagonizado, musicalmente hablando, el inicio mas mediocre de la historia del festival. Salvo contadas excepciones la gala de este año ha dejado atrás la parafernalia y las puestas en escena imposibles, en favor de soluciones mucho mas pragmáticas y en algunos casos efectivas; aunque en otros caóticas debido a la mala realización de la televisión austríaca que no ha sabido sacar partido e incluso ha sentenciado a alguno de los participantes.

La ceremonia estuvo protagonizada por Conchita Wurst y su acertadísimo cambio de estilo aderezado con la frescura de la cantante. El trío conductor estuvo correcto, con escasos momentos de lucimiento personal y muy poco espacio para la improvisación o la espontaneidad. Tenían su guión aprendido de memoria como buenas y conocidas profesionales que son en los medios de habla germana. No quedó tan clara la soltura de Alice Tumler con la lengua francófona. ¿Es realmente la mejor presentadora con el mejor francés de los últimos 20 años?. Inexplicable fue el vestuario de la mayoría de los participantes, de negro en un escenario pequeño, oscuro y con una iluminación escasa, a pesar de que OSRAM se encontraba entre los patrocinadores del evento.

Más rocambolesco que barroco fue el espectáculo inicial, con una coreografía imposible digna del «Macarena» por parte del cuerpo de baile de la televisión austríaca. Un acto anclado en el siglo pasado y esos pedantes programas de entretenimientos otrora presentados por Concha Velasco o cualquier ex-Miss España. Muy inteligente ha sido el cambio en la infografía del festival, sobrio y actual, incluyendo un #hashtag para cada país diseñado para los amantes de las redes sociales.

Moldavia abría las actuaciones con una excesiva puesta en escena que incluía a Latoya Jackson moldava con porra incluida, la actuación de los moldavos rompía la sencillez de la mayoría de participantes e iniciaba un viaje tortuoso a través de temas rancios, inspirados en tópicos musicales del pop de los últimos 15 años. Armenia presentaba su balada estridente en una competición de divas del éxodo, el caos se apoderó del escenario y de la realización, en este caso muy difícil de controlar ante seis voces en estampida libre. Las expectativas del público ante el tema belga, una copia del Royals de Lorde eran altas. Los belgas llegaban dispuestos a innovar con una puesta en escena de teatro de vanguardia y un Loïc Nottet vestido como si tuviera 40 años, un tanto desquiciado mientras avanzaba su actuación y nada apoyado por las cámaras con plano frontal del escenario cuando el cantante estaba tumbado en el suelo. El zoon inicial a lo Valerio Lazarov no enfocaba a Paloma Hurtado de tacañona, sino que al a cantante holandesa. Tras dos años de aciertos todo fueron decisiones fallidas este año. Una canción con potencial pero ausente de arreglos centrándose en la interpretación de la cantante totalmente fuera de tono. El mono de Issey Miyake, negro como no, acabó de sentenciar una actuación grabada en plano secuencial a pesar de tratarse de un tema repetitivo que hubiera agradecido un par de cortes.

Dio la impresión que el grupo de punk finlandés interpretó el tema durante tres minutos, a pesar de que no llegó ni a los dos, pasaron sin pena ni gloria y dejaron en evidencia a las encuestas que los catalogaban como favoritos. Muy convincente estuvo la cantante griega que defendía un tema rancio basado en el Concierto de Aranjuez con los arreglos del Rise Like a Phoenix. Maria Elena interpretó su «Último respiro» con exceso de dramatismo, título sospechosamente similar a la situación económica griega. Tanto la sencillez en escena como el vestido de la griega fueron todo un acierto, quizás habrá que pensar en ponerle un escote a Varoufakis y que Tsipras lo acompañe al piano, quién sabe si también convencerán al eurogrupo tal y como lo hizo ayer la intérprete helena.

Tras el letargo inicial llegó la primera alegría de la noche. Estonia traía la mejor realización hasta el momento con la innovadora idea de proyectar las sombras de los cantantes y una frialdad tan teatral como apropiada para un tema que gana muchos enteros para la gran final. No fueron las hojas lo que caían en la actuación de ARY Macedonia, sino las notas  musicales ante tal estropicio interpretativo  y los desarreglos de su canción en directo. Daniel se cree mono a a juzgar por sus jugueteos con la camara, nos gustaría saber quién tuvo la genial idea de poner ahí a ese coro.

La nieta de Rafaela Aparicio saltaba al escenario ante el retorno serbio a Eurovisión en un numerito de patio de colegio. Actuaciones como estas son el motivo por el cual cualquier medio musical serio echa pestes sobre Eurovisión. Otra grata sorpresa tras dos horteradas balcánicas llegaba de la mano de Hungría. La canción se postula como candidata a la victoria con una brillante sencillez y un tema pacifista ante los convulsos momentos que vive Europa. Boggie encandiló a la cámara con su vestido burdeos y unas voces co-ordinadas a la perfección. Sin pena ni gloria pasaría el dúo bielorruso, con una especial mención a la belleza de Maimuna.

Rusia mostraba sus cartas y a pesar del nerviosismo de Polina Gagarina que se ahogó al final de su interpretación, aunque lo tapó muy bien, brilló por encima del resto de competidores con su precioso vestido blanco iluminado, acompañada de la fuerza de sus pseudo-músicos y coros, todos ellos de blanco inmaculado. Los rusos esta vez si que sacaron todo el partido posible de su participación. Si no fuera por la situación política que vive el país, estaríamos viendo a una potencial ganadora del festival, a pesar de la hipocresía del mensaje de su tema. El siguiente participante no era Rick Astley, se trataba del aburrido conjunto danés y su desenfadada interpretación calcada a la actuación con la que se ganaron el pase a Eurovisión.

En lugar de cantarle a la vida pareció que Elhaida Dani tenía un sufrimiento al seguir en ella .Con los pendientes de su abuela ofreció un inicio prometedor y a pesar que la cantante se movió con soltura en el escenario acabó destrozando un tema que parece haber sido compuesto con exceso de agudos para sus posibilidades reales. Otro que estaba de los nervios era el cantante rumano, con un broche destacado que temblaba junto al micrófono por encima de las fotos de su hijo que invadieron el escenario. No supieron llamar a la emotividad del mensaje de su canción. La nave nodriza de Georgia dejó atrás un exceso de humo para traer a la lagarta de V, Nina. Ataviada con botas de charol y modelito de vinilo, le faltó un látigo para dar más credibilidad a su imágen de guerrera. Alguien voló sobre su nido mientras dormía y le fastidió el plumaje.

Llegó la hora del interval-act que nuestra televisión aprovechó para endosarnos propaganda del Partido Popular y Ciudadanos, a la par que la UER hacía lo propio con Australia y su debut. Empieza a oler a chamusquina las ganas que tienen de recordarnos al país que este año acude al festival a golpe de talonario. Arabella nos presentaba también a la representante francesa, en francés y nuestra Edurne, en castellano (a pesar de no ser este idioma oficial). Tampoco sabemos si fue su equipo artístico el que le dio la genial idea de salir en directo con el bolsito-pitillera blanco, otro desacierto más de la delegación española.

Tras un infantil y excesivamente largo video con caballos y perros mostrándonos los monumentos vieneses, se anunciaron sin emoción alguna y a la velocidad de la luz a los diez clasificados. Sospechoso fue que los dos primeros países eran también los primeros en orden alfabético. Albania, Armenia, Rusia, Rumanía, Hungría, Grecia, Estonia, Georgia, Serbia y Bélgica conseguían su pase a la siguiente fase. Rusia, Rumanía y Grecia continúan sin perderse una final, repiten Armenia y Hungría, mientras que Serbia, Albania, Estonia, Bélgica y Georgia vuelven a la misma. Dinamarca se pierde su primera final en ocho años mientras que Bielorrusia, Finlandia y los Países Bajos no repiten final tras dos años seguidos en ella. Moldavia se queda fuera por segunda vez consecutiva y ARY Macedonia por tercera.

No hubo a penas sorpresas en una semifinal en la que personalmente solo hubiera clasificado a cinco o seis canciones para la gran final.