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Directos, directísimos

Reyes Reyes del Amor / Se trata de hablar de directos, de directos de vértigo, de directos geniales, de directos que nos dejaron un poso de saber estar y una magnífica actuación. Sin grandes alardes visuales, voz y sólo voz. Para ellos nos adentramos de nuevo en la historia de Eurovisión con unos cuantos números musicales que personalmente me dejan con la boca abierta cada vez que los oigo y observo.

Yo siempre he dicho que hay personas que tiene a Dios en la garganta, y no es una blasfemia, es algo que siento, porque el mejor instrumento musical de la Humanidad junto al piano son las cuerdas vocales. Es el sonido que sale acorde de la garganta de unos cuantos artistas privilegiados por la mano divina y por una exquisita educación musical. Si encima ese día del directisímo eurovisivo estuvieron tocados por la varita mágica del portento, la elegancia y la sobriedad, miel sobre hojuelas como dicen los manchegos. Cada uno siente la música de una manera, y yo con estos artistas y estas canciones expreso como me siento yo.

Ninguno de los que voy a tratar ganaron el Primer Premio, algunos ni siquiera quedaron en buena plaza o incluso ocuparon una plaza raspadita o media en la tabla. Da lo mismo, son auténticos igual y es que al final de la película y en esto de la música lo que cuenta también es el trabajo bien hecho y ellos y ellas lo hicieron de matrícula, eso creo que no me lo podrán negar.

Mis directos magistrales son Alemania 1956 (el tema de Schwarz) y 1975, Reino Unido 1959 y 1965, España 1966, 1991 y 2012, Italia 1987, Luxemburgo 1988, Grecia 1979 y 2006, Noruega 1996, Francia 2002 y Países Bajos 2014. ¿Por qué catorce temas? para que no sean trece y  así saquemos un poco de cada década que es de lo que se trata, dos canciones por década. Un tastet como decimos en Cataluña.

Im Wartesaal zum großen Glück o En la antesala de la felicidad en español era una de las dos propuestas alemanas para Eurovisión 1956, la Primera Edición. El cantante era Walter Andreas Schwarz (1913-1992). Se habla, pero no lo podemos certificar porque los votos nunca salieron a la luz, sólo supimos la vencedora que fue Suiza con Lys Assia, y que Walter quedó segundo. Conjeturas aparte, lo cierto es que este artista nos ofreció un directo, del cual tenemos sólo sonido de audio ya que como todos saben no hay imágenes del Festival de ese año, de aquellos de quitar el hipo. Con una voz clásica, del estilo de los grandes musicales alemanes de los años treinta, llenó de calidad esta enorme Edición donde todos los artistas eran muy veteranos en los directos y grandes estrellas en sus respectivos países. La cadencia en la voz para esta bonita historia llegada de este cantante, compositor, actor de radionovelas, novelista y cabaretista, nos retrotrae a una Alemania todavía en decadencia tras la Segunda Guerra Mundial, de partidas hacía otro lugar, de puertos de mar, de nostalgias y de búsqueda de la felicidad en otros lugares desconocidos. Son sonidos de otro tiempo que bien podrían estar enmarcados en la banda sonora de un buen film en blanco y negro o un cabaret decadente del viejo Berlín o de una tasca del puerto de Hamburgo entre humo y marineros.

 

En 1959 tuvimos a una pareja que eran matrimonio desde 1955. Pearl Carr & Teddy Johnson nos hablaban del canto de un pajarito, pajarito que sacaron como tercer intérprete al que la orquesta le ponía un silbido como hacen los ventrículos en diálogo con los cantantes. La canción Sing, Little BirdieCanta, pequeño pájarito– tiene una melodía deliciosa, de estilo Broadway o West End, de gran musical, y más si lo hacen dos de las mejores voces británicas de los años cincuenta y sesenta en Reino Unido. Empastaban a placer, todo un ejemplo de saber escénico y control de las voces digno de admiración. Llevaron un estilazo muy anglosajón con toques optimistas en la puesta en escena y que nos deja un poco con ganas de más. Quizá el tema era un pelín cortito en tiempo, una estrofa más de ese pegadizo y magistral sonido no hubiese venido nada mal al tema. No pudieron ganar, sí quedar segundos que desde entonces el Reino Unido abría la tanda de sus eternos segundos puestos, habrá catorce más a lo largo de la historia de Eurovisión. Yo me quedo con que fue la mejor canción de ese año, un año plagado de enormes estrellas también como Domenico Modugno, las hermanas Kessler o Jacques Pills. Va por ellos que siguen felizmente casados, con toda una vida fascinante detrás, a sus 91 ella y 94 años él. Simplemente adorables.

 

Sigo con el Reino Unido y otro segundo puesto. La Doris Day inglesa, o la Marilyn Monroe eurovisiva era la gran Kathy Kirby que nos dejó en 2011 a los 72 años de edad. Una mujer que se retiró demasiado pronto de los escenarios pero que nos regaló uno de los directos más eléctricos y potentes de la historia del Festival. El tema I belong –Soy tuya- llevaba unos arreglos musicales bestiales y cantó de una forma extraordinaria en Nápoles. Pero no pudo con la frescura de una radiante también France Gall en un año muy complicado donde había rivales de alto nivel. Y eso que Kathy Kirby cantó mejor que France Gall, mejor en cuanto a técnica. Con todo, este tema, como el de Carr & Johnson, se quedaba como cortito. Es tan buena la interpretación y el ritmo de la canción que un pelín más de melodía no hubiese estado mal. Kathy tenía una voz prodigiosa y aunque la quisieron vender sus managers como una especie de Marilyn inglesa, la Kirby no sólo era una imagen, era una enorme voz con formación operística que quedó sepultada en los éxitos británicos de los sesenta. Una década antes hubiese arrasado, pero su mala suerte es que triunfó en unos años de revolución musical en Reino Unido, boom Beatles y Rolling Stones entre otros y ella quedó anclada en el pasado quizás. Los setenta fueron los años del olvido hasta su retirada definitiva en 1983.

 

Entre nuestras mejores representaciones está Raphael en 1966. En 1967 estuvo también soberbio, y ese séptimo y sexto puestos respectivamente supieron a gloria tras unos inicios muy mediocres en cuanto a puntuación. Yo soy aquel no sólo se convirtió en un éxito eurovisivo, es uno de los temas referentes de la amplia discografía de Raphael. El tándem Manuel Alejandro-Raphael fue todo un revulsivo en la carrera del artista linarense. Se dejó el resto en la Villa Louvigny de Luxemburgo y merecía si no ganar, que por supuesto, sí quedar entre los tres primeros y más teniendo en cuenta el amiguismo de votos entre nórdicos que colocó a Suecia y Noruega en segundo y tercer puesto respectivamente. Pero da lo mismo eso, porque si vemos la actuación de nuestro representante debemos darle un cum laude y es que mejor no se puede hacer un directo, directísimo en esta ocasión. El transcurso de la canción va en ascenso para acabar con uno de los finales más trepidantes para rematar tan magna proeza interpretativa. Raphael señala, marca y se come las cámaras y nos explica, nos explica la canción de una forma tan convincente que los mismos comentaristas acreditados ese año de las demás delegaciones veían a Raphael como posible vencedor. No puso ser, pero en venció igual. Los años ponen todo en su sitio, y esta interpretación ya catapultó a Raphael a nivel internacional sin necesidad de ganar.

 

Los años setenta fueron un cambio en los estilos musicales en Eurovisión. Se pasa de la balada pop clásica con solista para entrar poco a poco y luego en tropel los temas más festivaleros, impactantes, conjuntos musicales, coreografías y mucho efecto visual que llegaba con el color que se generalizaba en todas las televisiones europeas. Una de las mayores injusticias cometidas en un festival fue la posición alcanzada por la cantante de jazz, rock y pop alemana Joy Fleming con el tema Ein Lied kann eine Brücke seinUna canción puede ser un puente en 1975. Quedó decimoséptima de diecinueve concursantes. No se puede entender cuando vemos uno número con una energía inusual, unos coros y arreglos brillantes, y un control vocal y escénico de una rotunda solista. Quizá el tema estaba fuera de tiempo o era poco usual para una edición muy edulcorada donde ocuparon los primeros puestos temas más evidentes y menos sofisticados. Dicen que tras la letra había un velado tema político en la Alemania del Telón de Acero. Ese puente que atraviesa muros, muros todavía existentes y que no caerían hasta catorce años después. Aún así me quedo con el magnetismo de Joy, los taconazos del director de orquesta, y un ritmo de subidón que va in crescendo para ser ya megatómico del todo. Una canción de semejante buena factura podría ganar aún hoy como que es brillante y se mantiene en el tiempo con muy buena salud. Bravo por uno de los mejores directos de la historia de Eurovisión y de las canciones más recordadas de las participaciones alemanas.

 

En los años en que los grandes musicales de corte bíblico llenaban los teatros del Mundo, muy siguiendo el estilo Jesucristo Superstar en la segunda mitad de los setenta tenemos que en Tierra Santa la delegación griega nos trae un excelente conjunto vocal liderado por Elpida en 1979 en la ciudad de Jerusalén. La ovación del público fue tremenda, no había para menos, el directo salió de dulce. Ese año hubo mucho buen tema pero sobre todo grandes voces. Elpida cantó Sókrati – Sócrates con Lia Vissi, Paulina, Stelios Gulielmos y Yannis Samsiaris en los coros y en primer plano junto a ella. La puesta en escena era magnífica, arropaba perfectamente la canción, una canción en forma de himno con una magistral y medida coreografía que estaba entre las favoritas para el triunfo y que quedó octava de diecinueve participantes. Desde luego debió quedar mejor. Grecia entró fuerte en Eurovisión en 1974 y llevó grandes temas los primeros años sin ser muy comprendidos en los votos. Pero lo importante como vengo diciendo en toda la crónica es que son joyas que quedan ahí, para degustarlas y disfrutarlas. Os la recomiendo muy encarecidamente porque no es buena, es superlativa.

 

Los ochenta fueron los años de la crisis eurovisiva, donde la música que se llevaba al festival nada tenía que ver con los éxitos discográficos de aquellos años. La crítica se volvió dura en todo Europa con el Festival pero los índices de audiencia seguían siendo brillantes y mediante números muy visuales en televisión se reinventó y se mantuvo llegando a los veintidós participantes prácticamente todos los años de la década, entre diecinueve y veintidós canciones cada año con estilo difíciles de encasillar y con tendencias distintas. Iba desde la balada a los ritmos festivaleros. El Festival seguía vivo. A pesar de que hubo mucha paja y números insustanciales en esas ediciones que van de 1980 a 1989 destaco joyas, que merecen la pena por ser piezas excelentes. Italia en 1987 con Umberto Tozzi y Raffaele (Raf) Riefoli y Luxemburgo en 1988 con una desconocida y joven Lara Fabian.

Italia llevó siempre grandes temas y grandes estrellas al Festival desde 1956. Sólo había ganado en 1964 y perseguían la una segunda victoria que se les resistía aún llevando a Domenico Modugno, Iva Zanicchi, Massimo Ranieri, Nicola di Bari, Ricchi e Poveri, Matia Bazar o el mismo Franco Battiato. Con Umberto Tozzi, gran ídolo de masas en Europa en los setenta, ahora a dúo con el cantante dance y pop Raf Riefoli, que había llegado al número uno mundial con Self Control en 1984, fueron a Eurovisión 1987 a Bruselas con el tema Gente di mare –Gente de mar- que logra un tercer puesto. Era un número en directo que no sólo fue brillante sino que dejaba en evidencia la poca consistencia de casi todas las demás representaciones de ese año, un año muy mediocre en general. Umberto y Raf tuvieron la mala suerte de toparse con  “El Mr. Eurovision”, el señor con más estrella en el Festival, Johnny Logan por Irlanda, que ganaba por segunda vez con la preciosa balada Hold me now. De no haber sido por esta canción, que era otra joya, Italia hubiese ganado ese año ya que los alemanes Wind que fueron segundos estaban a años luz del precioso tema italiano.

 

Otra de las grandes voces de la historia de Eurovisión es la belga Lara Fabian que representó a Luxemburgo en Dublín en 1988. Cosas del destino la hicieron cruzarse con otra diva en ciernes y voz de vértigo, Céline Dion. La lucha entre estas dos mujeres la ganó Céline mientras Lara tuvo que conformarse con el cuarto puesto detrás de Dinamarca y Reino Unido, que con estilos muy dispares también hicieron unos buenos números. Estuvo todo muy ajustado en la cabeza entre Suiza y Reino Unido pero Lara consiguió unos meritorios 90 votos. Con tres puntos más hubiese sido tercera. El tema Croire –Creer- es de una elegancia y envoltura exquisita. La voz de Lara salió como tocada con esa varita mágica de la que tanto hablo que les da como un ángel en la voz difícil de sacarle un defecto. Quizá todavía era muy joven y no tenía la experiencia que conseguiría años después en los escenarios, pero con todo, la Fabian estuvo soberbia en otro año donde los primeros puestos los coparon los mejores temas porque también un setenta por ciento de los temas no tenían apenas trascendencia. Vamos que casi todos eran ni chicha ni limoná y destacaron las buenas y magistrales voces en la pista dublinesa.

 

Roma 1991 fue para la delegación un golpetazo de aire fresco. Ya llevábamos dos años de buenos resultados, con Nina en 1989 y con Azúcar Moreno en 1990, sextos y quintos respectivamente. E íbamos al alza. Con Sergio Dalma pasamos al cuarto puesto. Si esa racha hubiese durado como pasó entre 1966-1969, hubiésemos tenido una segunda etapa de oro con victoria incluida. No pudo ser, la buena suerte se acabó en 1991 y no volveríamos a vibrar hasta 1995. Eran espejismos llenos de emoción. Bailar pegados es una de las canciones más recordadas de nuestras representaciones y aunque la canción supo a cortita, le quitaron una estrofa porque duraba más de tres minutos, Sergio Dalma hizo un directo con mirada a cámara y compenetración con la orquesta de aquellos de matrícula de honor con mención incluida. Sinceramente no se podía cantar mejor un tema de amor, con voz desgarrada al estilo italiano y una fuerza en la sonrisa que invitaba a bailar o no apartar la vista del televisor. Ese año debimos ganar y no pudo ser, quedamos cuartos detrás de Israel, Francia y Suecia. Esos directos también fueron muy buenos, pero el nuestro tenía un añadido, la sencillez y que siempre menos es más. Sergio no necesitó mucha parafernalia, él, el pianista, la orquesta y una letra magistral. No entiendo como no hemos repetido fórmula complicándonos en cosas que para nada sirven. Otro que queda para la historia de lo flamante.

 

Elisabeth Andreassen ya representó a Suecia en 1982 formando el dúo Chips, en 1985 ganó por Noruega con el dúo Bobbysocks y en 1994, junto al malogrado Jan Werner Danielson, quedó sexta. De nuevo volvía a Eurovisión, por cuarta vez pero ahora en solitario. La balada I evighet – En la eternidad, no pudo ganar, quedó segunda detrás de Irlanda que ganaban por séptima y última vez hasta el momento en Eurovisión. Según comentó Elisabeth en una entrevista su madre le dijo que con I evighet quedaría segunda, y así fue. Es una lástima porque debió ganar y en casa. Su voz, su estilo y su magisterio como gran artista de los directos, dejaba un poso enorme de calidad en el escenario de Oslo. Muy apartada en esta ocasión de aquella “locuela” chica Bobbysocks, nos ofreció un tema lento, ideal para una banda sonora. Considero que es de las mejores interpretaciones de la historia de Noruega en Eurovisión desde su debut en 1960. Bettan ha intentado volver alguna vez más al Festival, en 2002 por Suecia y en 1998 y 2003 por Noruega pero no lo ha conseguido. Realmente es una de las artistas más conocidas de la historia de Eurovisión y que más ha salido en el Festival.

 

Francia es uno de los países más históricos y representativos de Eurovisión. No sé porqué ni de qué manera se empezó a liar con números cada año más dispares desde los años noventa para ir cayendo en el nuevo milenio en unos mejunjes mediocres e insoportables que han hecho que lleguen a quedar últimos en 2014 rizando el rizo de la debacle. Inaudito en un país con cinco victorias, y entre los diez primeros prácticamente todos los años de 1956 a 1995. Un buenísimo palmarés que no levanta cabeza desde 2003 en adelante. La mejor plaza desde ha sido el octavo puesto de otra maravilla con Patricia Kaas en 2009. Otros dos años del último coletazo de calidad fueron el bienio 2001-2002. La artista Sandrine François, con un corte de voz casi idéntico al de Céline Dion, nos ofreció un número en Tallinn 2002 de lo más sugerente y comedido a la par que buenísima canción. Francia volvía a la balada con charme, a ese estilo tan francés del minimalismo y la elegancia. Ese directo de Il faut du temps – Hace falta tiempo era digno de la victoria aunque sólo quedó quinta que no está nada mal. Si pensamos que estábamos en la época del televoto que ya votaba lo vistoso más que la calidad no nos debemos extrañar del resultado. Que Letonia y Malta ese año quedasen primera y segunda respectivamente fue un despropósito cuando la canción de Sandrine, y los temas de Reino Unido y Estonia eran mucho mejores. La fiesta de los disfraces ya empezaba a crear sensación y por eso ganó una Marie N. sorpresiva con una canción mala pero un número de teatro estupendo, muy visto en otros pagos, pero estupendo. Sandrine salió de negro riguroso y quizás esa intensidad al cantar su tema la distanciaba del gran público que ya prefería cosas más consumibles en un plis plas. Aunque la François no ha hecho carrera remarcable posterior es una de las mejores voces femeninas de la historia del Certamen.

 

Desgarro, fuerza y sencillez todo en uno sólo lo pudo ofrecer ese año la chipriota Anna Vissi en representación de Grecia en 2006. Ya el vídeo de presentación era de una factura brillante y estaba como una favorita para el triunfo en casa, en Atenas. Pero es que el día del directo si el vídeo era bueno, estuvo magistral. No se podía hacer mejor una canción tan buena como es Everything – Todas las cosas. El tema es un puro in crescendo, de una energía soberbia y muy difícil de cantar. Ese toque desgarrado en la voz y un inglés perfecto fue rotundo en el Estadio Olímpico. No ganó, es más sólo quedó novena de treinta siete participantes, veinticuatro en la gran final donde jugaba ella mereciendo mucho más. Dos victorias consecutivas de un país en estos tiempos resulta complicado, pero no importa porque su megaestrella no bajó, es más la consolidó. Una mujer que nació en 1957 y que empezó en el mundo artístico en 1973 y ha estado en el Festival en tres ocasiones, en 1980 por Grecia, en 1982 por Chipre y ahora con esta brillante actuación muchos años después. Es toda una veterana y como si hiciera un pacto con el Diablo está cada día está más radiante. Le llaman la “Madonna griega”, aunque sea chipriota. Se mantiene como una de las artistas más conocidas de Grecia en el Mundo.

 

Conforme escribo este artículo me entero de la noticia de la baja momentánea de Pastora Soler por temas de salud, dicen que por miedo escénico o por agotamiento. A ella dedico esta sección y toca recordar su actuación en Eurovisión 2012.  A Eurovisión España ha llevado siempre muy buenos artistas, no tan buenas canciones en algunas ocasiones. Incluso grandes cantantes que llevaron un tema malo y se dieron el batacazo. Pero pocos han cantado mal entre 1961 y 2014, excepto dos que no cantaron nada y prefiero obviar, España siempre lleva buenos artistas. Y como este artículo va de los que sí cantaron y cantaron como nadie hablo de esta sevillana que empezó siendo niña prodigio. A Eurovisión llevó una canción muy al uso en un principio pero que puesta en la voz de esta mujer se triplicó por tres su potencia. Es uno de los directos más brillantes no sólo de España sino de todas las mujeres que han salido en Eurovisión. Su proyección vocal esa noche fue de una excelencia enorme. De casta le viene al galgo. Pastora, una gran artista que inició su carrera cantado copla no podía defraudar. La copla requiere tener un buen instrumento, y ella lo tiene de sobra. Por eso el Quédate conmigo, un tema muy difícil de cantar porque va en ascenso hasta las nubes en los momentos culmen, ella lo bordó a pesar de la presión que supone un festival como es el de Eurovisión. Esa calidad no le llega por ciencia infusa, son muchos años cantando y cantando bien, a golpe de escenarios y directos. Por eso está entre los mejores directos, porque no se le puede encontrar ningún fallo. Puesta en escena quizá superable, pero movimiento coral muy bueno y en conjunto un gran número que se tuvo que conforma con un décimo puesto que por lo visto supo a gloria tras años de sequía. Merecía más, menos del quinto es quedar mal para su calidad. Yo esperé más votos, no llegaron y sigo sin entenderlo, pero así fue y más teniendo en cuenta patrañas de temas como el de Rusia o Turquía que quedaron mejor colocados en la tabla. Incluso mereció quedar mejor que Italia que no fue su mejor noche o Azerbaiyán que ni chus ni mus, como decía Lina Morgan.

 

No toca hablar del tema ganador de 2014 porque ya se ha hablado mucho, ya queda clara mi postura y no voy a entrar en ello en esta columna. Toca hablar del tema de más calidad, bajo mi punto de vista, de 2014, la última Edición. Pienso que los Países Bajos están rondando un triunfo y van por el buen camino. En 2013 con Anouk ya estuvieron de reclinatorio, y sólo fueron novenos, pero en 2014 han vuelto a la calidad, a la sencillez y a la música sin abalorios y han quedo en segundo lugar con 238 votos. Televoto y jurado profesional aquí estuvieron equiparados y ambos escrutinios les daban el segundo lugar, pero la noche de la Final fue más acusada la diferencia en el ámbito del televoto que optó mucho más por el tema de Austria. Calm After the Storm – Calma tras la tormenta es un tema pop country de un nivel diez. Unido a eso los artistas, el dúo formado por Ilse Delange y Waylon (Willem Bijkerk) tenían una compenetración escénica con una química bestial. Esas miradas, ese decir la canción sin prácticamente gestos, con una magnífica producción que les enfocó e iluminó a la perfección hizo el resto. No tengo duda y me reitero que la canción que debió ganar esa noche era esta, quizá eso hubiese decantado el Festival hacía otros derroteros y no hacía los que espero equivocarme se va perfilando. Pero ante el marketing feroz ¿quién puede jugar y más en un programa de televisión?


 

Eurovisión nació para las canciones y por las canciones buenas con los buenos directos he hecho esta columna. Espero vuestro parecer sobre otros temas, los que a vosotros o encanten. Como todos sabemos esto es poco, hay tan buenos temas y tan grandes directos que aquí no se han explicado que estoy loca por saber cuáles son los vuestros.