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Israel, el país que pasó del Hallelujah al Hasheket Shenis’ar

carlosCarlos Quiles/

Empiezo mi primera columna del nuevo curso eurovisivo hablando de Israel, cuya próxima participación en el festival, está teñido de un futuro oscuro e incierto. Como indica el título de mi columna, Israel ha pasado del Aleluya a El silencio que queda,de uno de sus primeros triunfos a la última vez que lo vimos en un top5, de la alegría de estar casi siempre en las primeras posiciones del podio eurovisivo, al silencio que queda en la sala cuando un país tan emblemático como Israel no pasa a la final desde el 2011 y ostenta junto con Letonia y Bulgaria la peor media de clasificación de los últimos cinco años (Israel en una ocasión, Letonia y Bulgaria ninguna vez en el mismo periodo). En este espacio, haré un pequeño repaso (con opiniones personales incluidas) de las luces y sombras de un país que dio grandes momentos al festival pero ahora está de capa caída y no sabremos si pronto recuperará sus brotes verdes, sus raíces vigorosas o seguirá siendo un ramo de flores marchitas.

Israel, como miembro de la U.E.R, tiene todo el derecho a participar en el festival de Eurovisión al igual que otros países asiáticos. Gracias a ello, los eurofans hemos disfrutado de excelentes canciones que nos han hecho vivir grandes momentos en Eurovisión. Israel ha tenido la capacidad de deleitarnos con fabulosas baladas como Shara barechovot, Hasheket Shenis’ar, The fire in your eyes , o Milim, de canciones “petardas” como Words of love o Kaan, de temas en los que algunos veían mensajes políticos encubiertos(no reconocidos por los cantantes ni los autores) como Light a candle o Push the button y de canciones que abogaron por la solidaridad, la hermandad de todos los seres humanos así como la libertad y entendimiento de de los pueblos, con temas como We are one, There must be another way, o himnos eurovisivos como Amen, Diva, A-Ba-Ni-Bi o Hallelujah. Canciones muy variadas y diferentes pero que, en cada una de ellas, han puesto su sello personal y nos resultaría extraño escucharlas representando a otros países. Hasta 1998, yo no supe que Israel participaba en Eurovisión. Fue gracias a Diva y a la gran Dana Internacional cuando puse a este país en el mapa eurovisivo y me enamoró. De hecho, en 1999, Israel fue mi top1. Más tarde, viví grandes decepciones con las canciones de de Ping-Pong, Tal Sondak, Sarit Hadad, Lior Narkis o Teapacks y con las no clasificaciones de David D’Or y Moran Mazor. Izabo, David Butler y Mei Finegold, me dejaron fríos, aunque no me disgustaron del todo, Mira Awad y Noah me gustaron más ellas que el tema que interpretaron,y de Boaz Mauda y Harel Skaat solo puedo decir que me gustaron sus canciones y también ellos como intérpretes y físicamente, aunque este último estuvo por debajo de las expectativas puestas en él. Con Shiri Maimon volví a creer y confié en ver pronto otra victoria del país en Eurovisión en años venideros, algo que desgraciadamente no ocurrió.

Israel ha marcado una época importante en Eurovisión con su manera única de entender el festival gracias a sus canciones y cantantes. Junto con Italia, Suecia y algún otro país,pueden estar orgullosos de aportar a los mejores cantantes autóctonos. Desde Izar Cohen y Gali Atari que lograron para Israel sus dos primeras victorias (acompañados por los grupos Alphabeta y Milk and Honey, respectivamente), hasta Avi Toledano, Ofra Haza, Yardena Arazi o Rita. Toda una demostración de que no iban a Eurovisión para cubrir el expediente.

Es importante reseñar, que Israel no participó hasta 1973 pero su debut fue todo un éxito, logrando un cuarto lugar y superando en votos a cantantes de la talla de Fernando Tordo, Patrick Juvet o el mismísimo Máximo Ranieri. Este país sabía lo que era el festival y había entendido su esencia porque en sus diez participaciones desde 1975 (se ausentaron en 1980 y 1984), lograron dos triunfos seguidos y dos segundos puestos, algo solo parecido a lo logrado por Inglaterra (tres segundos puestos entre 1959 y 1961) o Luxemburgo (ganador del festival en 1972 y 1973). Israel también sufrió varios reveses como su penúltimo lugar en 1993, en 1996 tras no superar la semifinal de audios y no clasificarse para la semifinal del 2011 siendo representados por segunda vez, por la mismísima Dana International.

Israel fue en 1999, la anfitriona de Eurovisión y para mi entender, fue un festival mucho mejor que el de Birmingham, al menos organizativamente hablando. El escenario se llenó de color, símbolos (el zodiaco, el reloj dando vueltas….), que marcaban el fin del milenio y el comienzo de una nueva era. Además, su introducción con imágenes de los monumentos más famosos de los países participantes, las dos presentadoras uniéndose a un grupo de bailarines por las calles de Jerusalén en una especie de ruta turística , y luego la puesta en escena introductoria tan “JamesBondiana”, me parece que dotó al festival de personalidad propia y enseguida nos ubicó en una ciudad con raíces tan marcadas y que necesitaba abrirse al mundo veinte años después de la última vez que ganaron Eurovisión. Además, las postales introductorias fueron muy agradables mostrando lo sagrado y lo profano (escenas bíblicas pero con toques de humor) creando una atmósfera de vitalidad a las postales que se echaba de menos en años anteriores.

Sin duda, Israel es un pais que ha dejado huella en Eurovisión y que ha vivido tiempos mejores. Al igual que ha pasado con Turquía, si Israel se retira, añoraremos un país que supo hacer suyo el festival, obtener una identidad propia lejos de los cánones impuestos por Eurovisión y que obtuvo más éxito en las votaciones cuanto más auténticas eran sus representaciones. Deseamos que la IBA o la televisión sustituta les permita participar en Eurovisión y vuelvan a la senda del éxito que se merecen y que nosotros no le pedimos, sino le exigimos que lo hagan, porque sabemos que lo valen. Ojalá que así sea. Mazal Tov (Buena suerte).