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Eurosong, Axel Hirsoux y la debacle belga

ruslana

«¡Ya tenemos el ganador de Eurovisión de este año!» fue lo que gritó una Ruslana muy venida arriba en aquella fatídica final del Eurosong. Hoy ya sabemos de sobra que no fue así y que Axel Hirsoux no llegó ni a oler la final, quedando el antepenúltimo en su semi, superando tan solo a Moldavia y Albania.

La prensa sin embargo no ha cargado contra él, sino contra la cadena VRT y el sistema de elección vía Eurosong. Las preselecciones de la cadena acumulan batacazos a la hora de elegir sus representantes, ya que ninguna de sus propuestas entra en una final desde Xandee en el 2004 ( que ya estaba autoclasificada y quedó en el puesto 22) . Tras la debacle del martes el periódico Het Laatste Nieuws directamente propuso cancelar las preselecciones alegando que eran demasiado largas y con demasiadas audiciones, y sobre todo que las canciones eran de mala calidad por falta de dinero (recordemos que fue el jurado quien tenía una colección de canciones y que las otorgaron al candidato que creyeron oportuno). Este jurado de expertos ha sido por ello duramente criticado, y tras el demoledor ejemplo de los Países Bajos, son cada vez más los que piden una elección interna de calidad, como sucedió con Tom Dice o Urban Trad.

Para mayor de los desastres hace unos días el representante de Axel Hirsoux anunció que se cancelaban todos sus conciertos debido a una supuesta pérdida de voz. Hay que admitir que Axel no fue ejemplo en Copenhague de carisma ni tampoco de telegenia. Y no es a causa de su rotunda figura, sino de una personalidad que se adivina demasiado apocada y tímida, a veces hasta acobardado por la presión de estar frente a la opinión pública. Eurovisión le ha venido muy grande a nivel profesional; que titubeara en la preselección tenía su razón pero queríamos ver en Copenhague a un artista firme y seguro en su interpretación y esa evolución no ha sido la esperada cuando llegó al escenario del B&W Hallerne. Roberto Belarosa tampoco era una bestia del escenario pero al menos la canción entraba con más chispa.

Y es que si además te presentas con esa gestualidad tan trágica y llorica, una de dos: o arrasas entre los sensiblones o te hundes, para alivio del resto. Y pasó lo segundo. Esa sobreactuación despistó de lo mejor que tiene Axel, que es el chorro de voz del que presume y que por agotamiento y estrés se le ha debilitado. Volverá a actuar en verano, pero para entonces los belgas estarán ya pensando en qué candidato enviarán los valones a Austria.