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Euphoria en Austria tras la victoria de Conchita Wurst

Austria's Conchita Wurst poses with her trophy and flowers after a news conference in Vienna

Emperatriz de Austria. Reina de Europa. Merci, Jury. Merci, Chérie. Conchita de los corazones. Wurstmanía. Conchitamanía. Super Wurst. Estos son algunos de los titulares de los periódicos austríacos que están llenos en los últimos días de temas relacionados con la victoria de Austria en Eurovisión.

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La euforia dura todavía, pues en Twitter el hashtag #ConchitaWurst sigue inamovible entre los más mencionados y la wurstmanía inunda correos electrónicos, muros de Facebook, etc. De las imágenes más mencionadas y logradas, por ejemplo, el retrato de Sissi barbuda, la muñeca Barbie modelo tolerancia también con barba, la propuesta de que Conchita sea la nueva Chica Bond o las bolas de chocolate de la ciudad de Salzrburgo cambiando la imagen de Mozart por la de Conchita.

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Del «Merci, Jury» de Udo Jürgens en 1966 al «We are unsttopable» de Conchita Wurst de 2014 han pasado 48 años. Tal vez esta sequía de triunfo de los representantes austríacos en Eurovisión fue la que provocó que la televisión nacional austríaca, ORF, no tuviera planeado un plan B en su programación: acabado el festival, ni un mísero rótulo indicaba que Conchita Wurst había cumplido los pronósticos y Austria había ganado el festival. Para el millón cuatrocientos mil personas que veían la televisión en ese momento (74% de los telespectadores) se hizo el silencio. Este número de espectadores solo se consigue en algunas competiciones deportivas como en las carreras de esquí; lo destacable aquí es lo tardío de la hora de la proclamación como ganadora de Eurovisión (a las 0:23 horas) para el público de un país centroeuropeo como Austria, acostumbrado a un prime time mucho más temprano.

El domingo ORF sí supo reaccionar, informando en el breve informativo de las nueve de la mañana, gracias al cual muchos austríacos conocieron la noticia. A las 13 horas se emitió en directo la multitudinaria rueda de prensa (con quinientos periodistas acreditados). El recibimiento a Conchita en el aeropuerto de Viena fue también muy celebrado. El público que esperó la llegada de Conchita mostraba que la resonancia de la victoria austríaca excede de un festival de Eurovisión: algunos eurofans, pero, sobre todo, gente que no es público habitual del festival, pero que quería darle las gracias a Conchita por el momento vivido en la noche del sábado.

El 79% de los encuestados que opinaban antes del Festival que era una vergüenza que una artista como Conchita Wurst representara al país parecen haberse evaporado. Los que pensaban que era un mal ejemplo mostrar a un hombre disfrazado de mujer barbuda seguramente habrán cambiado de idea. Un ejemplo: entre los que esperaban a Conchita en el aeropuerto se encontraban niños a los que los periodistas preguntaban: «¿No es raro que una mujer lleve barba?». Y los niños: «No, para nada, porque ella es Conchita».

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La rueda de prensa fue moderada por el comentarista del festival Andi Knoll y en la que estaba también presente la otra mujer barbuda austríaca, la que dio los votos para la ORF con su barba postiza, Kati Bellowitsch, dos de los nombres que suenan fuertes para presentar el próximo Festival de Eurovisión. Antes de dar palabras a los periodistas Conchita dijo: «Seguramente me vais a preguntar cuándo me di cuenta de que había ganado. Mi respuesta: la semana que viene». De lo más importante que dijo, como ya se esperaba, que el unstoppable iba dirigido, entre otros, al presidente ruso Wladimir Putin, por su cruzada contra la homosexualidad. También, lo que ha repetido desde entonces: que ella no es embajadora de nada, sino que tiene unas ideas, con las que la ORF ha estado de acuerdo, y que ha podido mostrar a toda Europa en el festival. Y el titular que más presente ha estado en los medios: «Mi objetivo más grande es conseguir un Grammy».

A lo largo del domingo se sucedieron comentarios relativos a la hazaña de Conchita Wurst, incluyendo las reacciones de la clase política. Una de las más mencionadas -y aplaudida- fue la del Presidente de la República, Heinz Fischer, que en Facebook colgó una foto suya junto a Conchita, con el siguiente texto: «Felicito a Conchita Wurst por su victoria en el Festival de Eurovisión. Esto no es solo una victoria de Austria, sino sobre todo de la variedad y la tolerancia de Europa». En mismos términos opinó el canciller Werner Faymann (del Partido Socialdemócrata de Austria, SPÖ), no así el Partido Popular Austríaco (ÖVP), que felicitó a Tom Neuwirth, sin mencionar a Conchita Wurst, y el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), que mostró su malestar por el tipo de cantante enviado por Austria que, además, cantó en inglés y no en alemán.

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El domingo por la noche también fue Conchita la protagonista de la programación televisiva: por ejemplo, del debate In Zentrum centrado no tanto en la victoria, sino en las repercusiones e interpretaciones del mensaje mostrado por Conchita por toda Europa, señalándose varias veces la importancia de gestos como los cinco puntos recibidos por Rusia, o los doce de Israel, o la importancia de que sus votos cubrieran todo el espacio geográfico entre Portugal y Azerbayán, salvo Bielorrusia, Armenia, San Marino y Polonia.

El reportaje Queen of Austria mostró la vida de Tom Neuwirth relativa no solo a su personaje Conchita Wurst, sino también a sus orígenes artísticos como concursante del programa Starmania en 2006 o bien en su breve paso como integrante de la boyband Jetzt anders! Si bien Tom Neuwirth nació en la ciudad de Gmunden (Alta Austria), su niñez y adolescencia transcurrió en la localidad de Bad Mittendorf (Estiria). En este pueblo, bautizado ahora como Bart Mittendorf, pasó, según sus palabras, una infancia feliz, pero también dura, habiendo sufrido problemas por su homosexualidad. Por ello, en el desván de la casa familiar, donde los padres de Tom regentan la posada o mesón Gasthof Neuwirth creó su espacio en el que refugiarse y ya desde niño mostró interés por la moda, creando diseños y vistiéndose de mujer. Ver sus fotos de niño travestido, con zapatos de tacón y poses femeninas, junto a las palabras de apoyo de los padres y la abuela de Tom deberían ser emitidas en los lugares que han mostrado malestar por la victoria de Conchita Wurst: fueron un gran ejemplo de normalización.

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Bad Mittendorf lleva camino de convertirse en un lugar de peregrinación eurovisiva, buscando los lugares donde creció Tom, que a partir de los 16 años vivió en la ciudad de Graz, donde estudió en una escuela de moda, pasando a residir en Viena en los últimos años. El Gasthof Neuwirt ya muestra en su fachada el orgullo de la victoria y el carnicero del pueblo, que desde hace dos años fabrica la salchicha Wurst (muy picante y especiada, según sus palabras) no da abasto con las ventas de este peculiar souvenir.

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El lunes la figura de Conchita Wurst volvió a ocupar parte de la programación televisiva, dando su primera entrevista, en este caso al programa Thema. Aprovechó para repetir que no sabe muy bien cuáles son sus planes de futuro, mencionando que el viernes aparecerá en el show de Graham Norton en la BBC inglesa. También, las felicitaciones que más ilusión le han hecho: además de las de su entorno más cercano, las del artista austríaco André Heller, la cantante griega Anna Vissi, Cher o Lady Gaga (desmintiendo la propia Conchita que ya haya conversaciones entre ambas para un posible futuro dúo).

Una de las críticas que han aparecido en estos días es el hecho de que Rise Like a Phoenix no se encuentre disponible en formato físico, existiendo solo en descarga por internet. Si bien como componente del grupo Jetzt anders! perteneció a la discográfica Universal y en sus primeros tiempos como Conchita Wurst lo fue de Sony Music, estas compañías (junto a Warner) declinaron contratos con la artista antes de Eurovisión. Parece claro que el próximo contrato discográfico de Conchita Wurst (sea con las internacionales Universal, Sony o Warner o con la austríaca Hoanzl) será uno de los más cotizados y del cual se encargará el mánager de Conchita René Berto. Sí se sabe que de las descargas del tema Conchita recibe un doce por ciento del importe total.

Ya sin tener que ver con Conchita, empiezan las primeras noticias acerca de la edición de Eurovisión 2015, para la cual Conchita ha mostrado su interés en presentarlo. Ya empiezan las críticas por el dinero que va a costar para el país (se habla de unos veinte millones de euros), si bien la repercusión publicitaria cubre con creces, para algunos sectores del público, la inversión. Aunque algunos medios dan por seguro que se celebrará en Viena, en el recinto Wiener Stadthalle, casi todas las capitales de estados federales de Austria se muestran interesadas en llevar el Festival a su ciudad. Un ejemplo: el grupo de Facebook que quiere que el Festival se celebre en la ciudad de Graz, capital de Estiria, ha conseguido más de siete mil adeptos en apenas tres días.

Poco mencionado ha sido el hecho de que Conchita no es la primera mujer austríaca que gana el Festival de Eurovisión, pues Getty Kaspers (en este caso, sí es mujer genéticamente) ya lo ganó en 1975, representando a los Países Bajos, eso sí, con Teach In y Ding-a-Dong.

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