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Que se vayan para no volver… por ahora

jose de las cuevasJosé de las Cuevas /

Hoy no me apetece hablar de si es verdad que Bachelli se lió Aysegül Aldinç, de como pudo influir en mi vida Avrei Voluto o de si el traje de Barbara Dex era realmente tan horroroso como para crucificar a la pobre por los siglos a través del trofeo que lleva su nombre. El artículo que hoy publico lo escribí hace un par de meses cuando me levanté revuelto con ciertas imágenes de Rusia que no deberían nunca suceder, y que deberían hacernos meditar y pensar que puñetas podemos hacer cada uno de nosotros para evitar que esos ataques a los derechos civiles no sigan pasando.

Recuerdo un profesor de Bachillerato (pocos años después de Cristo) que me suspendió mi primer examen porque no planteaba los temas con perspectiva. Me enseñó que para entender la historia uno debía sumergirse en el periodo que estaba analizando y contemplarlo no solo con una visión actual, sino también empatizar con el contexto histórico en el que se desarrollaban esos acontecimientos. Me enseñó a pensar de una manera diferente y me ayudó a entender muchas de las cosas que no tenían sentido hasta entonces. Leyendo algunos comentarios en internet, puedo observar que mucha gente no tuvo la fortuna de contar con un profesor como el mío, y hacen análisis simplones de lo que aconteció en el pasado, y por ende de lo que ahora ocurre.

derechos humanos

En la década de los 60 cuando España se incorpora al Festival, el mundo era algo muy diferente. Los derechos humanos eran un cachondeo de tres pares de cojones. Al negro, al maricón, a la adúltera o al revolucionario se le daba de leches hasta en el carné de identidad. La segregación racial todavía estaba presente en Estados Unidos, Portugal luchaba con armas y sangre para proteger sus colonias. Finlandia tenía miedo de la todopoderosa URSS y limitaba su soberanía para no irritar a su vecino. Yugoslavia existía artificialmente bajo el sangriento Tito. Chipre adquiría una frágil independencia con choques étnicos que forzaban a la ONU a trasladar efectivos para controlar la situación y que acabaría con Grecia (primero con un rey que se extralimitaba en sus funciones y una junta militar después) y una controvertida siempre Turquía a hostias. Incluso en países como Reino Unido los derechos civiles que ahora afortunadamente consideramos básicos tampoco tenían especial valor y Thatcher aprobaba en los ochenta una ley muy similar a la aberración rusa para prohibir la llamada “ propaganda homosexual”.

Pero hay muchos que se olvidan de todo esto, o lo desconocen simplemente, y se limitan a decir que países como Rusia, Azerbaiyán o Bielorrusia tienen pleno derecho a participar porque a España se le permitió hacerlo cuando teníamos a Franco de dictador.

En el contexto en el que estamos, con una información global, con la gente exigiendo y demandando democracia y que los derechos conseguidos, lleguen a más gente, la UER se equivocó estrepitosamente al abrir el Festival y dar publicidad a países que suponen una lacra para los avances democráticos. Se podría argumentar la inocencia del organizador del festival que quizá pensaba que es positivo que estos países se involucren en eventos como Eurovisión, porque podría ayudar a abrir a esos países a otra formas de pensar más modernas y participativas. Pero transcurrido un tiempo, tenemos que evaluar esa medida, y debería obligarnos a adoptar otras diferentes.

Russia

No se puede permitir la participación a un país como Rusia, cuyo triunfo puede suponer que los fans corran peligro si quieren acudir a presenciar el festival en directo. No se puede tolerar que un país organizador, como Azerbaiyán, destruya la vida de miles de ciudadanos echándoles de sus casas sin ley ni orden para poder edificar un estadio que acoja el festival. No se puede consentir que en los tiempos actuales un presidente condenado continuamente por Estados Unidos y la Unión Europa por la repetida violación de los derechos humanos, como es Lukashenko de Bielorrusia, nos quiera vender un Solayoh como imagen de su país, o el I love Belarus. Se debería investigar si es cierto que Turquía no retransmitió el Festival por el beso de Krista, o si no acuden para evitar shows como el de Conchita Salchicha de este año y si es así, simplemente no permitirles volver el año que viene.

La UER se está viendo salpicada por denuncia de compras de votos que precisamente proviene de uno de estos países y no ha hecho nada por investigar, corregir, sancionar. Tampoco ha hecho nada con las alegaciones de que en la última edición los votos, simplemente, no cuadran. Simplemente se calla. Como dicen los castizos, se calla como una puta. Lo cual parece que le pega al pelo, porque cualquiera diría que la única motivación que le mueve es el dinero.

Estamos en los últimos días para confirmar los países que van a formar parte del Festival. Portugal, Grecia, Chipre, Croacia deberían estar presentes en la siguiente edición, quizá buscando fórmulas como la griega del año pasado con patrocinios de cadenas musicales. Si Turquía no vuelve (y no creo que nadie de aquí quiera más a ese país que yo) mientras sigue Erdogan, yo estaré encantado. Y si alguno de los indecentes países nombrados le siguen montaré una fiesta. Que organicen un nondemocracyvision, y que les vaya bonito….