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Zoé Valdés: "Da vergüenza derrochar riquezas en Eurovisión"

Zoé Valdés es una escritora cubana afincada en París. Nació en La Habana en 1959 y abandonó su país en 1995. Inició su carrera literaria en los años 80 escribiendo poesía. Comenzó a cultivar la novela en 1993, con una temática constante: la nostalgia por la Cuba abandonada desde una perspectiva crítica. Zoé fue finalista del Premio Planeta en 1996 con el título Te di la vida entera y en 1999 recibió la mayor distinción de su carrera, Chevalier des Arts et des Lettres, concedida por el gobierno francés.

Perplejos nos dejan las opiniones de la autora de La nada cotidiana en las que se ensaña con el Festival de Eurovisión y lo tacha de ser un engaño y de que su sistema de votación favorezca el racismo. Que una disidente cubana, exiliada en Francia, arremeta contra un evento musical con más de medio siglo de historia y audiencias millonarias en Europa nos deja atónitos.

EUROVISIÓN Y LA CRISIS DE TALENTO

Su crítica está plasmada en la columna que publicó el pasado 1 de junio en eleconomista.es con motivo del festival de Oslo, Eurovisión y la crisis de talento. La escritora considera un disparate que Malta, por ejemplo, se gaste 400.000 euros para mandar a un bailarín alado y remacha escribiendo que «da vergüenza que con la cantidad de niños hambrientos que existen en el mundo todavía estemos derrochando riquezas en espantos semejantes. Ya no hablemos de lo esencial, de alimentar al prójimo«.

LENA, UNA ENGREÍDA

Para la escritora cubana, Eurovisión no premia al mejor ni al que tiene más talento. Define a Lena Meyer-Landrut como «una especie de engreída jovenzuela que subió al escenario, saltimbanquió lo que pudo una canción sin pies ni cabeza, falta de melodía, de ritmo, y de letra ni hablemos. Satellite, repetía el estribillo, un satélite a la deriva era lo que parecía ella«.

«MOJINOS ESCOZÍOS SEGURO QUE GANARÍAN»

Tampoco se libra de la criba la coreografía española de Mayte Marcos, ya que la autora que nos ocupa celebra la incursión de Jimmy Jump en escena. «Los titiriteros eran tan lamentables«, describe, «que cuando subió el intruso en el escenario al menos se arregló la coreografía«. Valdés apoyó en enero en su blog la elección de Mojinos Escozíos como representantes españoles publicando un expresivo: «Si los mandan a Eurovisión seguro que ganan, p’a mí son los mejores«. Consulta su blog pinchando aquí.

EUROVISIÓN RACISTA

Lo único que le gustó de la última edición del festival fue la canción francesa, clasificada sin embargo en el puesto 12º, muy por debajo de lo que piensa Zoé Valdés que se merecía. Jessy Matador, «con su cuerpo de baile, subió muchísimo el nivel, pero ya sabemos que en ese tipo de votaciones al garete, el racismo hace ola«. Esta acusación está totalmente fuera de lugar, ¿dónde queda en esta historia Dave Benton, Joelle Ursull, Edsilia o Imaani?

«¡BRAVO POR LOS CANTANTES QUE SE HAN NEGADO A PARTICIPAR!»

Para ella, el mérito artístico lo tienen los cantantes que nunca han participado en Eurovisión: “Conozco a algunos cantantes que se han negado rotundamente a participar en Eurovisión, han tenido la dignidad y el coraje de salvarse de semejante ridículo, y de asegurar al menos una calidad en un mercado que cada vez lo embute más a uno con morralla sonora. ¡Bravo por los que han sabido y han luchado por seguir siendo verdaderos artistas!”.

Zoé ha tratado siempre de guiar a los artistas hacia el camino de la verdad con sus sabios consejos. En 2009 le pidió a Miguel Bosé en una carta abierta que no actuase con Juanes en el concierto por la paz que se ofrecería en La Habana el 20 de septiembre.

EUROVISIÓN ES UN ENGAÑO

A la escritora cubana le irrita que Eurovisión cueste tanto dinero y deduce que “engañar y tapar con grandes cantidades de dinero la carencia de talento, no vale de nada“. Ante la falta de calidad artística que ve en los cantantes eurovisivos, concluye esperanzada pensando que “El arte ganará siempre“.

También tacha de tontos a los espectadores y votantes del festival: “Se dejan llevar por la Diosa Televisión, y creen que votando, así sea por una merluza desconchiflá, están ganado derechos, están participando de algo grandioso. Una mierda“.

«NO ME INTERESA EUROVISIÓN»

Zoé Valdés despelleja Eurovisión sin tapujos: «No me interesa Eurovisión como fenómeno artístico desde hace mucho rato«. A quienes piensen que el festival europeo les permite soñar durante una noche, Zoé les despierta de un guantazo: «En una época de crisis, donde tantas personas han quedado sin trabajo, han perdido sus viviendas, y han agotado sus esperanzas ¿debemos seguir soñando de forma tan botarate? ¿Es eso soñar? No estoy de acuerdo, de ninguna manera debemos llamarle a eso soñar. Porque sin lugar a dudas, existen formas de soñar, de liberar talento, cuando se tiene, que resultan más genuinas, más hermosas, y muchísimo menos caras«.

SU «CARIÑO» POR MASSIEL

Si seguimos indagando en las publicaciones de Zoé Valdés nos encontramos que define con la palabra «asco» lo que siente por Amaury Pérez Vidal y por Massiel, «quien además, hace dos años se dijo en la prensa, que su premio de Eurovisión lo había comprado el dictador Franco para darle publicidad a España«. Nuestra Tanqueta de Leganitos siente muchísimo cariño por el pueblo cubano y ha visitado la isla en numerosas ocasiones, lo que le ha proporcionado amenazas de muerte por parte del exilio residente en Miami, como cuenta en esta entrevista de 1998.

Ignoramos si la aversión que siente Zoé Valdés por Eurovisión se debe a su antipatía por Massiel o si tiene una raigambre más profunda. En cualquier caso, pensamos que anda totalmente equivocada en sus apreciaciones hacia Eurovisión. Si ella invitó a Miguel Bosé a reconsiderar su postura a la hora de actuar en el concierto por la paz de La Habana, nosotros invitamos a Valdés a que revise la historia de Eurovisión, a que conozca nuestra web y asociación o acuda, por qué no, al próximo Festival de Eurovisión y lo viva in situ. Zoé, esperamos que estas palabras no te causen ninguna molestia, pero que ojalá te hagan pensar.

magnus dice:

Espero que hubiera donado en su momento la cuantía de su premio Planeta para acabar con el hambre en el mundo