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¿Qué representan los acompañantes de Diges?

Un soldadito, una bailarina, un arlequín y una muñeca de trapo. Son los cuatro personajes que ejecutarán la escenografía española a cargo de Mayte Marcos. Todos ellos forman parte de la iconografía popular europea y son perfectamente reconocibles por cualquier espectador del continente. Pero, ¿cuáles son sus raíces? A continuación te contamos su historia.

El soldadito y la bailarina son dos personajes extraídos del famoso cuento El soldadito de plomo. Fue publicado por el escritor danés Hans Christian Andersen el 2 de octubre de 1838 y cuenta la triste historia de amor entre dos juguetes de un niño. Por un lado, el soldadito formaba parte de un ejército pero sólo tenía una pierna, pues no había suficiente metal para darle forma completa y terminarlo. Por otro, la bailarina, que se encontraba cerca de donde el niño posó al soldadito mutilado con lo que entre los dos juguetes surgió el amor. Tras un montón de vicisitudes el soldadito acaba arrojado a la chimenea por su propietario y la bailarina también acaba allí. Al día siguiente, la empleada del hogar encontró entre las cenizas algo parecido a un corazón.

El arlequín (Arlecchino en italiano) es un personaje procedente de la Commedia dell’Arte italiana del siglo XVI. Se identifica porque su traje está hecho de rombos multicolores. En las comedias de la edad moderna era el enamorado de Colombina y el rival de Pierrot en aquel triángulo amoroso. Los circos suelen incluir en sus espectáculos un número cómico en el que participan estos personajes de la Commedia italiana junto al inevitable payaso (pagliaccio). El personaje del arlequín es el único elemento circense de la puesta en escena, motivo por el cual en el videoclip se ha sumado la pareja de trapecistas.

La muñeca de trapo es el único elemento de la escenografía de Daniel Diges que no representa ningún personaje concreto de la literatura popular europea. Las muñecas eran juguetes destinados a las niñas para que en sus juegos recreasen las tareas propias de la maternidad (vestirlas, peinarlas, mecerlas, acostarlas…). Hoy en día, desde el momento en el que no hay juguetes estrictamente de niños o de niñas, las muñecas forman parte de los recuerdos de infancia de muchos adultos, independientemente de su sexo.