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Eurovisión 1979 en “¡HOLA!”

ESC1979

Los periodistas Pepe Domingo Castaño y José Luis Uribarri escribieron en 1979 para la revista ¡Hola! sobre el Festival de Eurovisión de Jerusalén. Viajamos en el tiempo para conocer sus crónicas.

LOS GRANDES QUIJOTES DEL FESTIVAL DE EUROVISIÓN

Pepe Domingo Castaño

(Revista ¡Hola!, 14 abril 1979)

Somos Quijotes. Vamos por Europa mendigando una oportunidad para entrar en el Mercado Común, vamos de país en país tratando de colocar nuestra música y no nos hacen caso. A veces, hasta nos dan con la puerta en las narices. Aquí triunfan franceses, alemanes, italianos, ingleses, americanos. Aquí triunfa todo el mundo. Todo el que viene de fuera es muy bueno. Y llega la oportunidad de un festival como el de Eurovisión y en aras de una justicia muy sui generis que los países nunca han tenido con nosotros, ni tendrían en oportunidad idéntica, y echamos por la borda un triunfo que podría haber sido espectacular. Lo de Eurovisión no tiene nombre. ¿Qué piensan ustedes que habría hecho el jurado inglés o el francés si esto les ocurriera? Nosotros, como somos muy democráticos, como somos muy justos y como no nos dejamos llevar de partidismos de ningún tipo, le robamos el triunfo a Betty Missiego, porque estamos en deuda con Europa. Quijotes es lo que somos. A saber qué hubieran hecho los demás en una situación como la nuestra.

No sabemos quien elige el jurado de estos festivales de Eurovisión, esas personas que hablan antes y después de la conexión con el lugar donde este certamen se celebra. ¿Qué idea tienen de música? Casi ninguna. Sus propias declaraciones lo demuestran. Cierto que son normas de Eurovisión el seleccionar personas de distintas categorías sociales, pero es una pena comprobar que se toma a título de justicia nacional el quitarle el triunfo a España a costa de Israel. Podrían haberle dado un voto tan sólo a Israel, que ya había ganado el año anterior, y quedar empatadas las dos canciones. No. Aquí, en plan quijotes, no nos gana nadie. Vamos y le damos diez puntos. Y a Betty, que la parta un rayo. Nos dan continuas bofetadas en Europa, por todas partes y por toda clase de motivos, y nosotros vamos y ponemos la otra mejilla. Curiosa forma de querer demostrar que España ha cambiado. Y tendremos que ir mendigando como hemos hecho siempre por Europa una oportunidad para nuestra música. Somos un desastre. Y por muy justos que hayan querido ser los jurados, en esta ocasión se han pasado. Nadie lo hubiera hecho. Sólo nosotros.

En Eurovisión, creo que hubo mayor calidad que en años anteriores. Al menos, los temas sonaban mejor construidos y la media general pensamos que ha sido discreta, tirando a buena. Había muchos temas favoritos en los ensayos. Estaba entre ellos, aunque no muy fuertemente, la canción española. Luego, las votaciones en un principio eran desfavorables, empezando por Portugal, que no nos dio ni un voto. Mal empezaba aquello. Luego, poquito a poco, nos fuimos colocando en el pelotón de los cinco primeros, hasta que a falta de nueve jurados por votar, estábamos en cabeza, y así continuamos hasta el final.

La canción de Israel era hermosa, y quizá la mejor del certamen, así como la alemana, que bordaron el directo sus representantes. También causó impacto la de Dinamarca, así como Italia, que sigue sin tener suerte, a pesar de que este año Matia Bazar se las prometía muy felices. Francia, siguiendo su norma, estuvo a su altura y quedó tercera. Lo mismo que Inglaterra, que siempre ocupa una plaza entre los primeros.

ESPAÑA VENCIÓ MORALMENTE EN EUROVISIÓN’79

José Luis Uribarri

(Revista ¡Hola!, 14 de abril 1979)

Comenzada la crónica de urgencia, digamos que desde los primeros ensayos en Jerusalén, y tras escuchar las 19 canciones que participaban en el festival, la prensa acreditada en el concurso significaba a España junto con Grecia y Alemania como las grandes favoritas al Gran Premio. Esa misma prensa descartaba a Israel, sin despreciar su agradable y tópica canción, por aquello de que “sería insólito que venciera de nuevo”, luego sucedería lo insólito e inesperado por la decisión del jurado español, que, al cerrar la tanda de votaciones, tuvo en su mano la llave del triunfo propio y la decisión definitiva. Don Quijote cabalgó de nuevo…

En Jerusalén, los cuatro chiquillos que acompañaron a Betty Missiego en Su canción no sabían qué sucedía. Minutos antes de votar desde Madrid el jurado de TVE, ellos ganaban el festival. Vota Madrid… y vence Israel. Los críos, entre estupefactos, se preguntaban el porqué. Sus mentes infantiles no alcanzaban más.

Muchas mentes europeas adultas tampoco entienden aún el alcance de la decisión. ¿España es diferente? La prensa y el público de Israel se hicieron un auténtico lío. A los españoles que allí estuvimos no dejaban de preguntarnos, en medio de su alegría, “¿por qué España nos ha dado el triunfo en perjuicio propio?”. Nosotros lo entendimos muy bien: fue un brillante gesto de relaciones públicas ante toda Europa, esa misma Europa del Mercado Común a quienes habríamos decepcionado con otra actitud, en unos momentos en que nos va abriendo sus puertas otrora tan cerradas. Que nadie, léanlo bien, QUE NADIE, repito, piense que fue una mal entendida cicatería de TVE por “no querer gastar dinero el año que viene”; no, amigo lector. El Festival de Eurovisión no es excesivamente caro y TVE había ido a ganar y con ánimo de traerse el premio. Sin embargo, la ética de un jurado que se había pronunciado con seis votos a favor de Israel y la actitud del encargado de ese jurado en Prado del Rey, no podían ni debían alterar el resultado. Eso es lo que el público y la prensa de Israel no llegaron a entender y otros muchos públicos europeos tampoco. La picaresca no brilló esta vez como muchos detractores hubieran deseado. España y TVE daban a Europa una lección, que sí han entendido los que más interesa que lo entiendan: un gesto de honestidad y democracia que deben mantenerse, sin quijotismos, en otros campos además del musical, como queremos que sea.

Los allí presentes disfrutamos de oír cantar a nuestro paso por todas partes la famosa copla del Viva España. Nos sentimos satisfechos de que gentes de otros países nos dijeran con palmadas en la espalda: “España ha ganado doblemente”. Suizos, holandeses, ingleses italianos… todos sin excepción felicitaron a Betty Missiego y al autor, -y esposo de la cantante-, Fernando Moreno, porque moral y artísticamente había ganado España. ¿Hubiera sido todo igual de haberse dirigido desde Madrid la votación sin conceder voto alguno a Israel cuando la expectación era enorme y el silencio denso? Una dura prueba para todos, desde luego. Estoy satisfecho de la actitud española y me siento orgulloso de TVE y de su decisión del último sábado.

visjoner dice:

Vaya tontería. Si España hubiese votado entre los primeros, nadie se hubiese preguntado por qué pasó lo que pasó. De todos modos, ese año había canciones mucho mejores que la española, entre ellas la de Israel. s2